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Crítica: "Historia De Un Matrimonio" de Noah Baumbach

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 19 dic 2019
  • 4 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 19 de diciembre de 2019


Hoy en día, uno se atreve a decir que aunque el cine se encuentra en un auge creativo muy intenso, donde millares de obras se filman y presentan en diversas plataformas de producción y distribución, existen muy pocos títulos que cuenten con la cualidad de la elocuencia; películas que estén cien por ciento al tanto de lo que quieren decir/transmitir, usen únicamente lo necesario para hacerlo y que además brillen sin ningún tipo de artificio que distraiga al espectador de alguna inconsistencia creativa.


Muy pocos son los filmes que se pueden catalogar con tal nivel de honestidad que, cuando uno llega a toparse con ellos, no se puede evitar celebrar al séptimo arte y a todos los autores que hay de por medio. En ésta ocasión, a manos de Noah Baumbach, se puede catalogar al drama “Historia De Un Matrimonio” dentro de este grupo de reconocidas obras cinematográficas.


Desde la primera escena, Baumbach aprovecha al máximo las herramientas que se vuelven la espina dorsal de la historia, los cuales son el excelente diálogo escrito y la enfática atención puesta en la dirección actoral del elenco. Dichos elementos nos presentan a Nicole y Charlie Barber, un matrimonio interpretado por Scarlett Johansson y Adam Driver respectivamente. Ella es una reconocida actriz mientras que él es un galardonado director de teatro.


Durante la introducción de la historia, el film presenta cada detalle de ésta relación, contada desde la perspectiva de cada personaje, iniciando con la frase ‘lo que amo de Nicole/Charlie'. El espectador conoce minuciosamente las manías, costumbres, defectos y fortalezas de la pareja y son presentadas con tal tacto y credibilidad que uno no puede evitar el encariñarse con el fructífero amor mutuo. Sin embargo, esto sucede antes de que el director golpee fuerte con la verdadera premisa de la obra, la cual presenta a la susodicha pareja en vísperas de un divorcio inminente.


A partir de ello y a lo largo del resto del film, se es testigo del descarrilamiento emocional de la relación, uno donde Johansson y Driver desenvuelven íntimamente a ambos personajes con lo que fácilmente se pueden catalogar como las mejores actuaciones del año. Ambos artistas dejan en claro la búsqueda de Baumbach por poner en pantalla los variados matices emocionales que la naturaleza dramática del film demanda y lo logran de manera impecable; llegan a moldear a los protagonistas como seres complejos y creíbles atrapados en una fracción de realidad puesta en escena. Uno llega a entender y empatizar con Nicole en su búsqueda por amor propio y a sentir ansiedad por la alienación y soledad que absorbe la vida de Charlie, inquietudes que llegan a importar como si fueran propios y que frustra ver como se vuelven más y más complicados de resolver.


Cabe destacar que, como ya se había mencionado, la actuación converge perfectamente con la calidad del diálogo escrito. Baumbach demuestra un sorprendente cuidado al proporcionar cada palabra dicha por el elenco, las cuales no muestran timidez ni titubeo alguno en poner las dolorosas temáticas en el juego. Cada diálogo es perfecto y certero, saben cuándo y cómo golpear la entraña emocional del público, desarrollar a sus personajes e incluso llegar a equilibrar el pesado drama de la historia con pequeños guiños de comedia ligera, el cual, en lugar de ser una distracción molesta y heterogénea a la propuesta, aporta un carácter agridulce a la historia; una sensación de sentimientos encontrados que llegan a parecerse a un ligero consuelo cariñoso en una situación de pesada vulnerabilidad emocional.


Es lo mencionado lo que pone sobre la mesa una ejecución narrativa que evade por completo tonos melodramáticos o elementos sentimentalistas baratos. Cada escena pone toda emoción a flor de piel y desenvuelven a sus protagonistas en un inherente ambiente de tensión donde el cariño mutuo de Nicole y Charlie poco a poco se transforma en una lista de rencores; donde los acuerdos cambian a ser retos pasivo agresivos y las discusiones con explosivas emociones de alto calibre se tornan en una sucia pelea jurídica. Y mientras ello sucede, el espectador no puede evitar sentir el corazón dolido.


Cabe añadir que a pesar de ello, entre las continuas tragedias presentadas existe una virtud, el público se cerciora de que la película duele y duele de verdad; que le recuerda que estas heridas e inquietudes son reales y forman parte del complejo proceso que conlleva la construcción del amor y las relaciones interpersonales, baches que complican la meta del entendimiento mutuo pero que al ser sobrellevadas recompensan con la dulzura de la coexistencia mutua. Y la principal razón por la que ello logra aterrizar de manera efectiva es porque la obra se siente muy cercana a casa, como si lo que sucede en pantalla le pasara a un ser querido dentro de una conexión íntima y empática de espectador-personaje que muy pocas veces se tiene la dicha de presenciar.


No cabe duda que “Historia De Un Matrimonio” brilla como una de las mejores películas del año. Es una obra que, como bien se decía al inicio de ésta crítica, aprovecha únicamente lo que necesita para ser memorable sin necesidad de añadir elementos innecesarios ni pretensiones y que es únicamente lo que quiere ser: una invitación al espectador a presenciar genuinos momentos de emoción que celebran la complejidad humana y su relación con el concepto del amor.



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