Crítica: "Cafarnaún: La Ciudad Olvidada" de Nadine Labaki
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 29 mar 2019
- 4 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 29 de marzo de 2019.
No cabe duda alguna de que el cine tiende a atraer gente a las butacas por distintas razones, siendo las más populares el escape al entretenimiento a través de la fantasía visual o el rato ameno de apreciación estética de la disciplina. Sin embargo, existen ocasiones en las que el cine, por parte de sus autores, es utilizado como medio para un retrato lo más apegado posible a la realidad contemporánea para comunicar a su audiencia distintas problemáticas sociales, sin distracción estética ni narrativa en la temática pero tampoco sin recaer en el género documental; un estilo muy conocido como realismo y que se puede apreciar en películas como "Medium Cool" (1969) o más recientemente la ganadora de la Palma De Oro en Cannes "Yo, Daniel Blake" (2016).
En ésta ocasión, el realismo es utilizado por la directora libanesa Nadine Labaki en su más reciente obra "Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada", un film que no se esconde los puños al momento de dar el cruel golpe que se es presenciado en pantalla.
La película más que seguir una historia elaborada, se dedica a realizar una crónica sobre la vida de Zain, un niño de 12 años cuya familia vive en la extrema pobreza, y las situaciones que se desarrollan en su contexto socioeconómico. Debido al maltrato y la negligencia que sufre por parte de sus padres, Zain decide escapar de casa y depende de él sobrevivir mientras la calle sea su nuevo hogar.
Labaki en sus pasadas obras ha sido una autora con profundos mensajes sociológicos proporcionados de manera en la que el equilibrio entre contenido y entretenimiento sea perfecto para hacer reflexionar a su audiencia sin resultar abrumadora. Ejemplo perfecto de su trabajo es el film "¿A Dónde Vamos Ahora?" (2011), cuya protesta hacia la guerra religiosa entre católicos y musulmanes en el Medio Oriente es proporcionado a través de la comedia con tonos musicales. En "Cafarnaúm...", la directora opta por no adornar ni embellecer estéticamente la situación de extrema pobreza e inmigración que se presentan en las calles de Beirut.
Alrededor de Zain hay distintas problemáticas como el hambre, la trata de personas, el abandono, explotación laboral, crimen juvenil, drogadicción, persecución y arresto de inmigrantes, y un sin fin de temas por abordar que son presentadas sin filtro alguno en la pantalla, sin una fotografía elaborada o elegante diálogo escrito. Un retrato deprimente y duro de presenciar para la audiencia, sin duda alguna, que hasta se asemeja a ser una obra perteneciente al movimiento neorrealista de los años 40, en las que las mismas calles eran el estudio de muchos de los autores de la época.
En sí, lo que más golpea al público de la obra es que la pobreza extrema no es una situación exclusiva del otro lado del mundo y la película magistralmente se encarga de borrar esta línea divisora entre al obra y el espectador. Es claro que, desde el comienzo de la película, la audiencia, de un nivel socioeconómico mucho mayor que se puede dar el lujo de ir al cine de vez en cuando, juzga sin piedad a los distintos personajes dentro de su contexto social; la negligencia de la familia de Zain y los distintos peligros físicos y emocionales a los que los niños de ésta innegable realidad son expuestos.
Es en cierta instancia en la que Nadine Labaki, a través del diálogo coloquial y la actuación de su elenco, en especial Zain Al Rafeea en el papel protagónico, le habla directamente al público y le castiga por juzgar sin conocer lo que es vivir en esa situación de extrema pobreza con el contexto social de aquellos países; sin saber lo que es estar en la incertidumbre de si se comerá el día de mañana y lo que ésta desesperación colectiva detona en la condición humana. Una cachetada proporcionada con tal elegancia que duele y deja a su público lleno de ira e impotencia ante la cruda situación que sufren los infantes.
Aunque cerca del final el film pierde cierta fuerza en su aproximación realista y termina por presentar la problemática sin una solución aparente, optando por resolver el conflicto narrativo de manera abrupta recayendo en la artificialidad, "Cafarnaúm..." brilla como una efectiva obra cinematográfica que lleva a la auto reflexión; que desafía a su público y le hace saber que hay una luz al final del túnel si uno se propone en poner el grano de arena; que le dice: 'Esto está sucediendo aquí y ahora, ¿qué se va a hacer al respecto? ¿Juzgar o buscar una solución? Las cosas pueden estar mejor pero hay que moverse al respecto.'
"Cafarnaúm: La Ciudad Olvidada" es una película que no está hecha para todo tipo de público pero que en definitiva mueve fibras emocionales a todo aquel que la presencia en pantalla. Una obra que brilla en su gran uso del realismo para aterrizar los puntos conceptuales previamente mencionados y un ejemplo perfecto de una obra cinematográfica relevante y competente. Uno de los films más crueles pero memorables que 2018 proporcionó a la disciplina cinematográfica.
Comments