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Crítica: "La Boda De Mi Mejor Amigo" de Celso R. García

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 23 feb 2019
  • 4 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 21 de Febrero de 2019.

En las últimas décadas, el género de la comedia romántica ha pasado por una travesía muy castigada pero a la vez digna de ser estudiada; historias que han sido sometidas sin piedad por las críticas pero que, en algunos casos, su popularidad y éxito de taquilla las colocan en el mapa de la relevancia cinematográfica. Este fenómeno se debe mayormente a la fórmula que el director Garry Marshall dejó con sus títulos románticos durante los años noventa. Películas como "Mujer Bonita" (1990) o "Novia Fugitiva" (1999) resultaron ser tan influyentes en el género que las grandes productoras siguieron la receta de éxito que Marshall supo trabajar a la perfección y que marcarían la forma en la que las comedias románticas se desarrollarían en los años por venir; influencia que se ve aun hoy en día con títulos como "Contando A Mis Ex" (2011) o incluso "Yo Antes De Ti" (2016).


Entre muchos de los directores que siguieron los pasos de Garry Marshall, se asoma P.J. Hogan, director australiano que después de trasladarse a trabajar en Estados Unidos, dirigió una pequeña película llamada "La Boda De Mi Mejor Amigo" (1997), estelarizada por Julia Roberts, que, junto con los títulos de Marshall previamente mencionados, es considerado clásico imperdible para fanáticos del género. El día de hoy, la obra de Hogan recibe un remake por parte de las productoras mexicanas a manos del director Celso R. García. Compartiendo el mismo título, ésta producción no puede ser catalogada de otra forma más que redundante y poco ambiciosa.


Ana Serradilla hace el papel de Julia, una mujer que descubre sigue enamorada de su mejor amigo cuando éste le anuncia que se va a casar. Siguiendo su corazón, decide hacer todo lo posible por impedir esa boda y recuperar al hombre de su vida.


En si, la película deja la impresión de querer realizar dos metas simultáneas; trata de equilibrar el factor de respetar el material de origen lo más posible con la intención de dar una identidad cómica mexicana para diversión del público nacional. Aunque se nota con claridad ésta intención por parte de los realizadores, resulta ser una labor que no aterriza con éxito.


Mientras la película avanza la trama, uno puede notar que los productores le dan demasiado respeto al material de origen ya que las escenas presentadas en pantalla son exactamente las mismas que las de la obra de Hogan; o mejor dicho una versión filtrada e insípida de dichas escenas ya que utiliza los mismos diálogos, situaciones e incluso las mismas tomas de cámara, pero careciendo de un sensato sentido del ritmo, haciendo parecer que el film mexicano solo busca tachar una lista de pendientes más que construir una película que funcione por sí misma. Las situaciones incómodas, las cómicas tensiones y la excelente dirección actoral que volvieron tan popular a la historia, no se pueden percibir en ésta nueva versión haciendo que el público se someta a una compilación de escenas vacías que se sienten como relleno en lugar de partes clave para la construcción de una historia competente.


A la vez, la intención de proporcionar una identidad mexicana a la obra es un tropiezo ya que no aporta ninguna distinción en particular, tan solo son ligeros cambios creativos que se quedan en el fondo y que funcionan únicamente para contextualizar la historia. De igual forma, estas intenciones se reflejan con la aparición de uno que otro chiste con toques mexicanos en el trabajo escrito. Sin embargo la película confunde, una vez más en el trayecto de la comedia mexicana, el uso de groserías y gritos espontáneos como comedia de calidad.


Aunque se nota un muy marcado esfuerzo por parte del elenco en mantener el film a flote y entretener con la mera actuación, el flojo trabajo del equipo creativo termina por hundir la experiencia de entretenimiento y somete al espectador a una predecible y vacía película que no tiene nada nuevo que aportar; ni al material de origen, ni al cine mexicano, ni siquiera a la comedia romántica en general ya que, aunque la obra de Hogan es un clásico, en si es una historia que no envejeció bien con el paso del tiempo y una modernización con exactamente los mismo diálogos y carente de todo carisma por la que se conoce, resulta redundante y sin propósito alguno ya que la misma fórmula se ha visto millones de veces, y de mejor manera, en la infinidad de comedias románticas vistas durante los noventas, la década pasada e incluso principios de ésta.


A final de cuentas, ésta re-interpretación mexicana de "La Boda De Mi Mejor Amigo" es una de esas películas que no sucede nada si uno decide evadirla. Sin duda alguna, días después de haber salido de cartelera, quedará en el olvido total. Si se busca ver una comedia romántica con tonos noventeros es mejor re-visitar el material de origen que buscar entretenimiento en ésta nueva versión. El único resultado que logra la experiencia que ofrece es una total pérdida de tiempo.



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