Crítica: "El Infiltrado Del KKKlan" de Spike Lee
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 7 feb 2019
- 5 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 6 de febrero de 2019.
Eran finales de los años ochenta, "Do The Right Thing" (1989) se había estrenado en las salas de cine norteamericanas y con ello se causó gran controversia y debate alrededor de la declaración que el director Spike Lee había hecho con su famosa obra: Las tensiones raciales aún eran un problema impregnado en el núcleo social de Estados Unidos. En su tiempo, el retrato que "Do The Right Thing" plasmó resultó ser un grito de protesta simbólico ante como el cine y la televisión daban el mensaje erróneo de que el racismo era problema del pasado, con films como "El Chofer Y La Señora Daisy" (1989), ganadora al premio a Mejor Película en los Oscares de aquel entonces, y lo único que realizaban era silenciar el conflicto a través de una fantasía inexistente. Gracias a ello, Spike Lee logró inspirar a una generación y revivió el estudio de las tensiones raciales norteamericanas a través del arte cinematográfico.
Aunque muchos de sus trabajos se han inclinado hacia el entretenimiento genérico, Lee no ha descuidado las temáticas que lo pusieron en el mapa. Se ha encargado de continuar la exploración sociológica a través de títulos como "Malcolm X" (1992) y su más reciente producción "El Infiltrado Del KKKlan", que más que nada, realiza un reflejo sobre cómo han evolucionado la situación y hace una declaración más directa de lo que "Do The Right Thing" había hecho en su tiempo.
La película dramatiza los hechos reales del trabajo de Ron Stallworth, un detective afroamericano, interpretado por John David Washington, trabajando para la policía de Colorado durante los años setenta. Stallword aburrido de los casos que le son asignados, y a la vez por un golpe de suerte, logra infiltrarse por accidente en la comunidad simpatizante al Ku Kux Klan; ello lo lleva a liderar una investigación para buscar y detener cualquier tipo de crimen racial que el grupo tenga planeado para la comunidad afroamericana local.
Es claro que con dicha premisa, uno se prepara para una emocionante pieza de entretenimiento cinematográfico llena de tensión y acción, sin embargo, Spike Lee decide por darle un tratamiento distinto en lugar de ir por la ruta predecible, en éste caso se aborda como una sátira llena de situaciones que parecen sacadas de una ficción bien elaborada, a pesar de que es basada en una historia real.
Queda claro que la convergencia entre el suspenso y la comedia negra, dada por la fuerte e irónica circunstancia que la historia propone, forman parte importante para el entretenimiento del público, pero cabe mencionar que el director parece más bien presentar todos los elementos como piezas esenciales para la declamación de un discurso complejo acerca de las tensiones raciales modernas y, además, el papel que el cine y la televisión toman con respecto a ello.
Durante la historia, Spike Lee nos presenta dos caras de una misma moneda; retrata a la comunidad afroamericana cansada de ser víctima del abuso de autoridad de la fuerza policiaca caucásica y dispuesta a derrocar a los pilares del gobierno por igualdad de derechos; por otra parte, se muestra a los simpatizantes del Ku Kux Klan, en sus fantasías de un país ario, con la paranoia de los riesgos sociales que implica una comunidad interracial. Esta presentación simultanea define un estudio detallado sobre las diferencias ideológicas y socioeconómicas presentadas al contrastar a ambos grupos; a la vez que muestran las similitudes que obstaculizan la llegada a un común acuerdo, como su negación de trabajo en equipo con el enemigo y el similar papel de víctima que ambos partidos toman que, como es retratado en la película no lleva a ninguna resolución.
Justo en medio se presenta a Ron, un agente neutral de la situación que mueve las piezas adelante para aportar una solución al conflicto pero que es castigado por ambos lados; es negado por la comunidad afroamericana por trabajar para la policía y no simpatizar del todo con la causa y es discriminado por el Ku Kux Klan por obvias razones. Es así como Spike Lee recrea la dinámica sobre la situación racial que Estados Unidos presenta actualmente, como la sociedad está ampliamente dividida entre extremistas, por parte de ambos lados de la discusión, sin una oportunidad de discusión para llegar a un común acuerdo y como ésta dinámica de 'si no está con nosotros está con el enemigo' no lleva a ninguna resolución próxima. Una temática difícil de aterrizar y construida de manera sublime y poco forzada que debe ser estudiada hoy en día debido a la relevancia que conlleva, no solo por la problemática racial, si no por todo conflicto sociológico que existe hoy en día, desde posiciones políticas hasta ideologías de género, por ejemplo.
Aun teniendo éste discurso bajo el brazo, cabe señalar que lo que realmente hace aterrizar al film como un ensayo social memorable es, como ya se había mencionado, el papel que los medios audiovisuales toman dentro de la discusión. Teniendo ello en mente, la pieza más importante del rompecabezas discursivo resulta ser, sin duda alguna, la estética y el tono que el film mantiene a lo largo de toda su duración, la cual es semejante a los films de explotación negra, o blaxpoitation, que se popularizaron en aquella época, como "Shaft" (1971) o "Sweet Sweetback's Baadasssss Song" (1971).
Para poner en contexto, el blaxploitation, surgió durante la época auge de las Panteras Negras, organización social que se dedicaba a enaltecer a la comunidad afroamericana y a levantarse en armas en contra de la autoridad caucásica opresora de aquellos tiempos. El género ofrecía, como toda otra pieza cinematográfica, un escape de la realidad para su público consumidor; los films de explotación negra ofrecían la fantasía del hombre afroamericano enaltecido, en un mundo donde ellos eran capaces de oprimir y matar a criminales y malhechores caucásicos sin ninguna consecuencia posterior. Aunque no comparte la misma propuesta violenta del Blaxploitation, "El Infiltrado En El KKKlan" definitivamente comparte mismas características: la fotografía, la dirección de arte, diseño de vestuario y la selección musical son piezas técnicas que logran esta semejanza estética a aquellos films, mientras que los partidarios del Ku Kux Klan son pintados como villanos de caricaturas ridiculizados debido a la cómica dirección actoral que el director ofrece en la interpretación del elenco.
En sí, Spike dibuja otra fantasía en el que el hombre negro logra demostrar superioridad intelectual e ideológica ante el hombre blanco apoderado del país. Sin embargo, ésta fantasía no dura mucho ya que, después de la inminente resolución del conflicto narrativo del film, Lee deja en claro que la película es meramente ello, una fantasía, una lente que hace ver al público una versión artificial de la cruel realidad de lo que sucedió y sigue sucediendo afuera de las salas de cine; Lee toma conciencia de que la dominante tendencia que las películas sobre la opresión de minorías, como la creciente ola de obras con inclusión racial, declaraciones feministas y simpatizantes del grupo LGBT, disfrazan la ficción presentada como importante señal de progreso social cuando no lo son; no aportan nada más que una masturbación sociológica de que la comunidad moderna va por buen camino. La película deja un mal sabor de boca cuando los créditos comienzan a correr al dejar en claro que, tiempo ha pasado desde el conflicto racial de los años setenta y Estados Unidos sigue en el mismo lugar que donde empezó el conflicto, si no es que la situación ha empeorado, teniendo como ejemplo claro los disturbios que sucedieron en Charlottesville en 2017.
Con todo ello en mente, "El Infiltrado En El KKKlan" resulta ser una pesada analogía social que no debe ser ignorada entre las fantasías de progreso que los medios quieren dibujar a la comunidad. Puede que la temática resulta un poco pesimista para el espectador cinematográfico ocasional pero la inclusión del suspenso y comedia negra sin duda son excelentes herramientas para incluir al público dentro de la discusión sin problema alguno. Es la película acerca de tensión racial para matar toda película del mismo tema que se presente en un futuro, quizá el discurso cinematográfico más denso y mejor armado que 2018 ha presentado por mucho y no menos de lo que se podía esperar del director Spike Lee.
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