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Crítica: "Viudas" de Steve McQueen

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 21 dic 2018
  • 4 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 5 de diciembre de 2018.

Con una muy pequeña pero impecable filmografía, Steve McQueen ha dado mucho de qué hablar en sus primeros años de trabajo cinematográfico. Este director británico, gracias a su firma visual de brutal realismo y exploración de la complejidad humana, se ha consolidado como uno de los talentos más prometedores para formar parte de la nueva generación de autores cinematográficos imperdibles.


Su primera película "Hambre" (2008), debutó en el Festival de Cannes con el Premio Caméra D'or bajo el brazo, mientras que su tercer film "12 Años Esclavo" (2013) recibió tres premios de la Academia incluyendo la estatuilla mayor. Aunque "Shame: Deseos Culpables" (2011), de su misma autoría, se limitó a ser recibida con los brazos abiertos por la crítica, forma parte de una de las filmografías más sólidas y excelentes que se haya visto en estos últimos años. Claro está que con tal notoriedad y con cinco años sin presentar alguna obra, el fanático cinéfilo estaría expectante al próximo trabajo de McQueen; dicha expectativa se ve satisfecha con el estreno de "Viudas" que proporciona en compañía de la famosa escritora Gillian Flynn como co-guionista.


En "Viudas", se relata la historia de un grupo de mujeres que, después de que sus maridos, pertenecientes a una banda de ladrones, murieran a manos de la policía, son acosadas por un grupo de mafiosos víctima de uno de sus robos. Dicha organización criminal les exige a nuestras protagonistas saldar las cuentas antes de tener un final fatal; depende de ellas seguir los pasos de sus parejas y planear un robo a gran escala que les ayude antes de que el tiempo les caiga encima.


Con dicha premisa sobre la mesa, se hace notar que Steve McQueen trata de salir de su zona de confort y explorar distintos horizontes creativos; ya que, al tratarse de un thriller criminal, se aleja de lo que el autor británico está acostumbrado a presentar en sus films y aproximarse a un mercado jamás explorado por su talento. En ésta ocasión, no solo pretende otorgar su estilo técnico realista o un ritmo narrativo apreciativo a base de diálogo y la actuación del elenco, busca construir una historia lineal que además de presentar un discurso complejo, como siempre lo ha hecho, resulte entretenida e intrigante para una audiencia acostumbrada al cine comercial.


Es por ello que el apoyo guionístico de Gillian Flynn, reconocida por sus novelas de suspenso y por su participación en “Perdida” (2014), resulta perfecto para ésta tarea. Cabe destacar que tanto el estilo visual, conceptual y calculador de McQueen, al igual que el astuto uso del diálogo y toques de violencia de Flynn, hacen una combinación magnífica. Se puede percibir claramente como ambos artistas toman, en ciertas instancias, el control y la dirección de la historia; la dinámica entre dichos aspectos termina por converger de manera fluida, para otorgar genuinos momentos de tensión y suspenso estilizado. A ello se le añade un impecable trabajo por parte del elenco, con Viola Davis liderando de manera impecable.


Sin embargo, aunque el trabajo unido de ambos autores resulta intrigante de escena a escena, llega un punto en el que la visión de ambos es percibida de manera heterogénea. Mientras que Flynn utiliza sus talentos de escritura de diálogo y estructura narrativa, claramente se observa como McQueen pretende crear un discurso complejo de nivel sociopolítico, desarrollando temas como el conflicto racial norteamericano, la delicada situación de corrupción política actual y el papel de la mujer en la sociedad; girando alrededor de la tesis de que los valores éticos y morales implementados por las instituciones sociales, como el gobierno o incluso la religión, fácilmente pueden ser tirados por la ventana si sus fines de ganancia monetaria, o mejor dicho de supervivencia, son justificables. Ello es reflejado a través del extenso catálogo de personajes poco redimibles ante el juicio del público. Es debido a lo mencionado que, así como logran converger de manera brillante, McQueen y Flynn no logran embonar en ciertos aspectos, otorgando así sub-tramas escasamente desarrolladas y una evolución poco sustancial de sus muchos personajes.


Cabe añadir que, a pesar de dichos factores, es justo antes de que los créditos corran cuando el discurso de McQueen cambia de dirección de lo que previamente desarrollaba y logra culminar de manera soberbia. Aunque “Viudas” muestra este lado deprimente de la sociedad norteamericana actual, el director termina con una visión positiva de la situación, la cual plantea que un verdadero cambio en estas problemáticas comienza con acciones tan sencillas que fomenten a la conexión humana, al mutuo entendimiento, a borrar nuestro concepto de supervivencia individual y pensar en la supervivencia mutua. Aunque dicho discurso resulte débil a comparación de lo que McQueen ha presentado antes, lo mencionado termina por ser reconfortante por dos razones: Primero, por el mostrar un breve pero brillante momento de esperanza en un contexto social tan oscuro e incierto, y segundo, por demostrarle al público que, aunque tome la dirección del cine comercial, el director británico no olvida su enfoque de exploración de la condición humana, proporcionando una de las películas más sociológica y emocionalmente complejas del año.


A final de cuentas, “Viudas” resulta ser una obra recomendable para todo público. Claro está que aquella persona que busca entretenerse por un momento a base de suspenso criminal, sin duda alguna, se llevará un buen sabor de boca. Sin embargo, no se debe ignorar que el verdadero jugo del film radica en el análisis de su discurso y su relación con el contexto social norteamericano actual. No se podía esperar más de uno de los talentos cinematográficos más sólidos que ha visto en años. Con mucho gusto se estará esperando la próxima entrega de ésta filmografía impecable.



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