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Crítica: "Siempre Te Esperaré" de Wim Wenders

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 21 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 8 de agosto de 2018.

Entre la década de los sesenta y ochenta, el movimiento artístico conocido como el nuevo cine alemán marcó un antes y un después de las tendencias artísticas y técnicas de la cinematografía a nivel mundial. Caracterizados por el uso de planos de larga duración, cuidadoso uso de la fotografía e historias que, en su mayoría, tratan temas sobre el sentido existencial del ser humano, directores como Fassbinder o Herzog proporcionaban al público historias que en la superficie parecían de simple concepto pero, una vez sumergidos en las profundidades del film, se lograba apreciar el complemento de la punta del iceberg.


De entre los cientos de directores destacables, Wim Wenders es uno de los más significativos, versátiles y reconocidos por la industria. Ya sea viendo alguna de sus películas clásicas, como "Paris, Texas" (1984) o "Las Alas Del Deseo" (1987), o apreciando su experimentación moderna con el documental, como con "Buena Vista Social Club" (1999) o "Pina" (2011), Wenders demuestra un particular y poderoso enfoque discursivo; el impacto emocional, metafísico y trascendental de las relaciones humanas en la vida de un individuo. Aunque en la actualidad, el autor alemán no se encuentra tan activo como en sus años dorados de los setentas y ochentas, no le quita el tiempo y las energías el presentar su más reciente producción titulada "Siempre Te Esperaré".


En sí, el film, en esencia, relata el breve encuentro y enamoramiento entre John, un espía irlandés interpretado por James McAvoy, y Danielle, una matemática y bióloga marina interpretada por Alicia Vikander. Posterior a su fugaz convivio, John es vuelto prisionero en una misión de campo, desatando una serie de sucesos que harán cuestionar a la pareja sus respectivas maneras de ver la vida.


Es claro que, con tal premisa, la principal atracción que la película pretende vender es la construcción de una relación entre los personajes principales, elemento que realmente deja mucho que desear. Factores, como la poca química en la dirección actoral y limitado número de diálogos melodramáticos, son los culpables de que el carácter romántico del film sea percibido de manera forzada y poco creíble.


Sin embargo, conforme la trama avanza y toma forma, Wenders deja en claro las verdaderas intenciones del film; "Siempre Te Esperaré" no busca proporcionar un rato ameno de entretenimiento cinematográfico, en cambio, se convierte en una experiencia estética y densa que invita al espectador a un estudio analítico y filosófico sobre la definición de la condición y la existencia humana a través de la tragedia.


Dicho discurso es construido a base de contrastes durante toda la película, comenzando por las respectivas ideas y filosofías. Mientras que John demuestra un fuerte interés sobre la definición existencial del ser humano a partir de la ética y la moral, Danielle expresa su interés en la búsqueda de la vida misma a través de la naturaleza, la ciencia y la lógica, dos perspectivas que resultan contrastantes y de suma densidad al ser analizadas. Ambos personajes, tras el luto de su inminente separación comienzan un duelo interno que define su estado emocional, en el caso de Danielle, y espiritual, en el caso de John. Este elemento sirve como apertura para la redacción de un ensayo en el que, al explorar las frágiles y abstractas líneas que dividen los conceptos del bien y el mal, la fe y la desesperanza, o la luz y el abismo, define que la búsqueda del ser humano para su plenitud existencial está formada por obstáculos impuestos por la realidad. Un ensayo pesado que exige toda la atención del espectador y que puede pasar por alto si algún detalle es subestimado o ignorado.


Aunque Wim Wenders brilla al proporcionar un ensayo más sobre la condición humana, y a la vez solidifica su temática cinematográfica, la inclusión del elemento comercial de una historia romántica queda incompatible con la naturaleza analítica del film. Fuera de ello, “Siempre Te Esperaré” es recomendable para aquel público que disfrute del análisis conceptual cinematográfico. No será una experiencia memorable, pero si disfrutable hasta cierto grado.



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