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Crítica: "Sicario 2: Soldado" de Stefano Solima

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 21 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 4 de Julio de 2018.

A manos del director Denis Villeneuve, "Sicario: Tierra De Nadie" (2015) es uno de esos films que sorprenden por cualquier ángulo que sea visto. Con un elenco estelar, liderado por Emily Blunt, Josh Brolin y Benicio del Toro, un excelente trabajo fotográfico y un ensayo crudo y objetivo sobre la relación entre Estados Unidos y México con respecto a la guerra contra el narcotráfico, la producción canadiense se convirtió de manera inmediata en un ejemplo perfecto de experiencia cinematográfica completa, densa y disfrutable; puede ser apreciada como una obra de arte llena de despliegues técnicos sorprendentes, analizada como una crítica sociopolítica de la temática que construye o como un simple rato de entretenimiento ameno, catalogándose como uno de los mejores films de la década.


Claro está que con un éxito crítico y comercial rotundo, las casas productoras responsables de proporcionar tal título optaron por anunciar y estrenar en las salas internacionales "Sicario 2: Soldado", un film que pretende seguir los pasos marcados con anterioridad pero que denota obvias y desconcertantes intenciones, por parte de los realizadores, que se alejan por mucho de lo que volvió tan exitosa a su predecesora.


La película da continuación a las inmorales y violentas labores de Matt, un planificador de logística militar, y su socio Alejandro, un sicario colombiano encargado del trabajo sucio sin miedo a mancharse las manos de sangre. Brolin y Del Toro, respectivamente, regresan a dar vida a éstos personajes favoritos del público. En ésta ocasión, tratan de manipular a los cárteles de la frontera norte mexicana, a través de calculados asesinatos y secuestros, para así fomentar una guerra entre narcotraficantes y resolver distintos casos de terrorismo islámico en suelo estadounidense.


Con tal premisa es claro que las temáticas de violencia y corrupción en los cimientos del gobierno norteamericano siguen presentes. Sin embargo, con Denis Villeneuve fuera del proyecto, al igual que su equipo creativo y la mayoría del elenco estelar, todo queda a manos de Taylor Sheridan, guionista y creador de la primera parte. Sheridan es famoso por sus excelsos y cuidadosos ensayos sociológicos a través de la pantalla, véase "Enemigo De Todos" (2016) o "Muerte Misteriosa" (2017) como ejemplo. En el caso de "Sicario 2...", Sheridan proporciona un guión llena de suspenso y efectiva tensión, a la vez que expone el contexto social en el que se lleva a cabo. De ésta forma, y acompañada por la opaca y sucia estética de la fotografía, la narrativa siempre mantiene a su espectador dentro de la atmósfera deprimente, cruda y violenta que rodea a la película de inicio a fin.


Aunque "Sicario 2..." sea ovacionada por su capacidad por ser una excelente pieza de entretenimiento cinematográfico, la experiencia que ofrece no es del todo satisfactoria, ya que a final de cuentas el film deja muy en claro sus intenciones comerciales sin proporcionar el jugoso contenido por el cual se volvió famosa la primera parte. Como se mencionaba anteriormente, Sheridan presenta el contexto social de la historia, en ésta ocasión la proporciona sin hacer algo relevante con ella; deja en claro las temáticas y los puntos básicos para la construcción de un discurso sociopolítico arriesgado y ambicioso, como la corrupción y el uso de la violencia como orden social, dejando al final de todo una página en blanco, tan solo una aproximación artificial de las fuertes críticas que pretende dar desde el principio (un hecho muy raro de ver en un trabajo escrito por el ovacionado autor cinematográfico).


De igual forma, la manera en la que el film expone el grado de crudeza violenta es una muy cuestionable; de manera explícita, en grandes cantidades y de grado crudo. Factores que contradicen la propuesta visual de la primera parte por completo.


Es debido a la falta de contenido discursivo y la poca discreción gráfica en sus fuertes escenas por las que "Sicario 2...", en lugar de denotarse como una pieza discreta, analítica y de relevancia cinematográfica, se percibe tan solo como un intento de aprovecharse del nombre de una de las mejores películas de los últimos años para el fácil éxito comercial, además que muestra claras intenciones de iniciar una nueva franquicia cinematográfica que solo alimenta el tóxico mercado de la narcocultura moderna. En sí la obra es recomendable para un rato de entretenimiento, sin embargo deja un mal sabor de boca para todo aquel fanático de la película de Villeneuve.



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