Crítica: "Roma" de Alfonso Cuarón
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 21 dic 2018
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 19 de diciembre de 2018.
Sin mucho preámbulo ni disfraz, el reciente trabajo del galardonado director mexicano Alfonso Cuarón, "Roma", es una de las experiencias más complejas y poéticas que se ha otorgado en 2018. Reconocido internacionalmente por películas como "Niños Del Hombre" (2006) y más recientemente por "Gravedad" (2013), Cuarón se ha distinguido por proporcionar historias acompañadas de sorprendente ejecución técnica, hermosa fotografía y efectivo despliegue narrativo, elementos que son firma y hacen presencia en su más reciente producción cinematográfica.
"Roma" desarrolla en pantalla la vida cotidiana de Cleo, una ayudante doméstica de origen indígena trabajando para una familia mexicana de clase alta durante principios de los años setenta. A simple vista, la premisa de la película puede no ofrecer mucho para atrapar, pero el film es uno de esos casos en el que brilla no por el qué es si no por el cómo es presentada.
En ésta ocasión, Cuarón otorga un efectivo viaje en el tiempo a aquella época. El Distrito Federal setentero cobra vida una vez más gracias a la cuidadosa y detallada dirección de arte y diseño de vestuario, acompañados por una bella fotografía en blanco y negro. Sin embargo, el decir que lo anteriormente mencionado causa la efectiva regresión sería algo muy fácil de deducir. Más que provocar nostalgia a través de referencias visuales y pleno uso de la intertextualidad para respuesta emocional del público, el director logra el viaje en el tiempo gracias a su presentación de costumbres, situaciones y acciones distintivas de la época más que de objetos y lugares.
Las caseras situaciones familiares y tradiciones urbanas son plasmadas con tal cuidado, precisión y naturalidad que se vuelven los verdaderos guías de ésta experiencia. Acciones como el estacionar el carro de papá en la estrecha cochera, una visita al seguro médico o el ver el entrenamiento deportivo de los muchachos de la colonia se transforman en momentos de monumental relevancia y belleza en éste hermoso viaje a una época de mucha diferencia con la que actualmente se vive.
Pero más que ser memorable por su despliegue técnico y estético, "Roma" sigue una línea discursiva en el que se desarrolla una compleja situación existencial del ser humano y su relación con el tiempo y su espacio. Cleo, interpretada por Yalitza Aparicio, es el personaje principal; sus dilemas terrenales y situación socioeconómica sirven como punto de referencia para mover la película hacia adelante. Sin embargo, Cleo es presentada justo en medio de un huracán de momentos; la pantalla se sobrecarga de escenas en donde algo siempre está pasando, con una energía inherente, y sucede con una monumental presencia que se vuelve extremadamente relevante e importante, independientemente de que afecte o no la vida de Cleo. De esta forma, "Roma" no deja respirar a su audiencia al presentar una situación de compleja casualidad tras otra y ello se vuelve la tesis principal de la obra, en la que redacta como la vida y el tiempo con su despiadado andar no se detiene ante nada y sigue su curso sin esperar a que uno respire.
Claro que con tal premisa se puede tener una interpretación pesimista de dicha posición existencial, pero ese no parece ser el caso en ésta ocasión. Cuarón en lugar de querer provocar una crisis emocional en su audiencia, le propone detenerse un momento y mirar hacia arriba, por así decirlo, reflexionar sobre uno ante ésta posición y cómo han cambiado los alrededores con el pasar del tiempo; de manera poética, con calculado diálogo escrito y hermosa fotografía, se le invita al espectador a ser cautivado y ubicarse en éste caos que se le presenta día a día. Independientemente de la época en la que la vida sucede, ésta sigue su curso y uno no puede evitar el ser tan solo un pasajero de la infinita tripulación que conlleva, ¿por qué no estar agradecido y sorprendido de los milagros que proporcionó y continúa por proporcionar la cotidianidad misma?
Con todo lo ya mencionado, "Roma" fácilmente puede ser catalogada como una de las obras mejor dirigidas y ejecutadas de 2018. Su belleza técnica y complejidad conceptual brillan al converger una con otra y darle al público una experiencia de poesía cinematográfica pura. No será amigable para una audiencia casual, pero si uno toma el tiempo de sentarse y dejarse envolver por lo que Cuarón presenta en pantalla, sin duda sentirá que algo monumental sucede frente a sus ojos. Imperdible a más no poder y con potencial de colocarse como una clásica moderna del cine mexicano.
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