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Crítica: "Nace Una Estrella" de Bradley Cooper

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 21 dic 2018
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 19 de octubre de 2018.


Siendo concretos, "Nace Una Estrella" es uno de esos casos en el que el que el potencial de lo que la obra pudo ser deja corto a lo que es presentado. En sí, la anticipación y la ambición del proyecto son de grandes proporciones ya que hay muchos factores en juego que llamaron la atención desde el momento en el que la película fue anunciada.


Bradley Cooper, respetado actor de la presente década, toma por primera vez la batuta como escritor y director en éste remake de los clásicos musicales de 1954 y 1976 del mismo título, interpretados por Judy Garland y Barbara Streisand respectivamente. Sin embargo, más que tratarse de una recreación fidedigna de la inmortal y exitosa historia de amor, fama y excesos, Cooper opta por una modernización total del concepto, factor que logra con mucha fluidez y sin complicación alguna.


En sí, la historia gira alrededor de Jack, interpretado por el mismo Cooper, un cantante de rock sureño estadounidense enfrentándose a una seria dependencia hacia el alcohol y las drogas. Por azares del destino, Jack conoce a Ally, interpretada por la famosa cantante Lady Gaga, una camarera e increíblemente talentosa aspirante a cantante. Una vez que congenian, Jack y Ally, comienzan una fuerte relación amorosa que los ayudan a ambos a realizar sus metas; Jack se encarga de ayudar a Ally a lograr su sueño de fama y fortuna mientras que Ally apoya emocionalmente a Jack en su difícil camino a la sobriedad.


Como se menciona antes, Cooper logra presentar, sin esfuerzo alguno, una experiencia cinematográfica sólida que golpea desde muchos ángulos con una explosión pasional y emocional. Durante las primeras escenas, la convergencia entre el excelente trabajo fotográfico, el envolvente diseño y mezcla de sonido y las increíbles actuaciones por parte de los protagonistas, Cooper y Gaga, se encargan de otorgar una historia llena de euforia y energía. Las secuencias musicales, que en el contexto del film son conciertos de rock, se perciben de manera tan genuina que el espectador se mira a sí mismo como parte de dichas escenas. Es a través de ello que se denota una visión y despliegue técnico por parte de Cooper que de inmediato atrapa y deja en claro que el famoso actor tiene potencial necesario para ser considerado un nuevo autor cinematográfico.


Conforme la historia avanza, esta envolvente experiencia ofrecida durante la primera parte del film es dejado a lado. Una vez que la obra culmina su primer acto con grandes cantidades de potente emoción, el resto de la obra cambia de enfoque y se dedica a la exploración de la relación entre Jack y Ally y cómo factores como la fama y los excesos deterioran poco a poco la vida plena que tenían al comienzo. De ésta manera, Cooper claramente demuestra que no busca el reconocimiento del público a base de espectacularidad e invita a la audiencia a sentarse, realizar un complejo estudio de personaje, analizar y empatizar con el mar de emociones que hay de por medio en cada escena que pasa. El ritmo de la historia de torna lento y el diálogo junto con las actuaciones del elenco se vuelven la espina dorsal de la narrativa. Este cambio de dirección no resulta abrupto, más bien llega poco a poco y equilibradamente para complementar la eufórica primera parte.


Sin embargo, aunque dicha decisión creativa es presentada sin problema alguno, resulta ser un arma de doble filo. Con cada escena que pasa, aunque contienen competente diálogo escrito y la calidad actoral mantiene su alto estatus, el contexto de cada escena no aporta algo nuevo o de gran significancia para la historia. La película se vuelve una colección de momentos más que la construcción de una historia y es en éste punto en el que se torna redundante; repitiendo y reafirmando incontables veces factores de conflicto y complejidades emocionales que quedan claros desde el principio. Es por ello que, una vez que los créditos son presentados en pantalla, el impacto emocional que la historia busca se siente forzado más que genuino, dejando al impresión de ser un simple melodrama que promete mucho jugo pero otorga nada más la mitad del vaso.


Cabe destacar que, aunque la ambición de "Nace Una Estrella" no resulta ser innovadora ni sorprendente, no se puede negar que Bradley Cooper contiene un talento técnico/visual sorprendente. Puede que no haya sido aprovechado al máximo en éste film musical melodramático. "Nace Una Estrella", como se mencionaba, puede ser apreciada por su despliegue técnico y excelentes actuaciones, pero fuera de ello no queda mucho que decir; aunque queda como una satisfactoria carta de presentación para lo que puede ser una excelente filmografía del actor estadounidense.



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