Crítica: “Animales Fantásticos: Los Crímenes De Grindelwald” de David Yates
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 21 dic 2018
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 21 de noviembre de 2018.
Hace dos años, con el estreno de "Animales Fantásticos Y Donde Encontrarlos" (2016), Warner Bros tomó entre sus manos la tarea de regresar el mundo mágico de "Harry Potter" a la pantalla grande con una historia original pero perteneciente al universo impuesto por la popular saga. Aunque el film, interpretado por Eddie Redmayne, fue recibido con críticas mixtas, sin duda fue un buen primer paso para aperturar la trilogía prometida por la casa productora; logrando el cometido de envolver a su audiencia en una experiencia fantástica gracias a la convergencia entre los efectos especiales, diseño de arte, vestuario y el colorido catálogo de personajes que ofrecía.
Con ello en mente, el público esperaba expectante la continuación, atar cabos sueltos con la segunda parte que llega, éste fin de semana con el título de "Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald", obra que pretende expandir el perfil del villano presentado en su antecesora pero que queda muy corta en proporcionar una experiencia satisfactoria por sí misma.
En esencia la película es uno de esos casos en el que un platillo tiene mucho hueso y muy poca carne; una historia muy poco construida y desarrollada pero acompañada con una producción compleja y mar inmenso de efectos especiales. Cabe mencionar que en susodicho aspecto visual, el film se mantiene constante con la propuesta previamente vista hace dos años. Los efectos especiales y la dirección de arte juegan el papel importante de sorprender al público con nuevos trucos fantásticos con cada escena que pasa, logrando una continuidad sólida y dejando en claro el cuidado que los realizadores tienen en mantener una estética distintiva y única para la trilogía en curso.
Sin embargo, éste fantástico y colorido espectáculo ofrecido se percibe como una herramienta para esconder un defecto fatal, la carencia de una historia atrapante; la cual otorga escenas de gran importancia para su construcción narrativa pero que terminan por otorgar tan solo una fracción de lo necesario para mover la historia hacia adelante, pareciendo confundir el suspenso con la desinformación total. De ésta manera, la película otorga la sensación de que muy poco sucede en mucho tiempo, de igual forma el sentido del ritmo del film es afectado a tal grado que muchas escenas parecen iniciar o terminar justo a la mitad de lo que está sucediendo, la narrativa no parece tener una dirección determinada la mayoría del tiempo hasta que se llega a un clímax que se percibe como improvisado más que culminante, donde los efectos especiales y las referencias de la saga funcionan como un parche para esconder y distraer de las graves rasgaduras narrativas.
Fuera de ello, no hay mucho que agregar pues básicamente la película, debido a lo anterior mencionado, no muestra potencial para ser algo más allá de las paredes delimitadas por los estándares de la saga. Resulta desconcertante el añadir a un film, que da la sensación de estar incompleto y resulta aburrido de presenciar, como un capítulo dentro de una de las sagas más exitosas de la historia literaria y cinematográfica. Si el nivel de descuido sigue presentándose en el universo de “Harry Potter”, no hará nada más que hundir el nombre de la franquicia.
A fin de cuentas, "Animales Fantásticos: Los Crímenes De Grindelwald" termina por ser un film que deja la impresión de querer sorprender a los fanáticos de la popular saga fantástica pero que su inhabilidad por construir una historia de manera decente y sólida, optando por el espectáculo visual, la terminan hundiendo como una de las películas más insípidas del año. Hará falta ver qué sucederá en la próxima y última parte de ésta trilogía pero con lo presentado en éste segundo capítulo, no se puede esperar mucho.
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