Crítica: "Cincuenta Sombras Liberadas" de James Foley
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 15 feb 2018
- 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 14 de febrero de 2018.
No existe duda de que la saga erótica de E.L. James ha sido un éxito comercial y un fracaso con la crítica, tanto en el ámbito literario como en el cinematográfico. "Cincuenta Sombras De Grey" (2015) ofreció a su público un discurso en el que celebra el despertar y la exploración sexual femenina, siendo mal recibida debido a su pobre ejecución de la temática y pésimo diálogo escrito. Más tarde con "Cincuenta Sombras Más Oscuras" (2017) la importancia de la carga erótica fue puesta a lado optando por una aproximación genérica del film romántico; un cuento de hadas, en esencia, que hizo perder el interés de todo espectador que no fuera fanático devoto. Lo mismo se puede decir de la entrega final, "Cincuenta Sombras Liberadas", una película tan formulaica que no tiene nada nuevo que ofrecer a la mesa.
Si en pocas palabras se puede describir ésta tercera parte, se llegaría a decir que la redundancia y la repetición son sus aspectos más cuestionables. El film continúa con los eventos expuestos previamente, la boda entre Christian y Anastasia después de su compromiso en la segunda entrega. Una vez que las secuencias maritales introductorias terminan, la película es formada por una floja estructura narrativa de tres elementos: la exposición de una vida de clase alta, llena de lujos y posesiones materialistas, ligera construcción dramática para avanzar la trama y la escena sexual forzada, presentada con la única intención de no perder su carácter erótico. Ya que ese orden de escenas es establecido, el film se dedica a repetir una y otra (y otra y otra) vez al grado de que la película se percibe como un relleno tiempo en lugar de una obra cinematográfica competente.
Cabe mencionar que los realizadores se cercioran de la repetitividad del film y, justo en medio de ello, optan por enfocarse en el desarrollo dramático de su historia. Sin embargo, la trama se encuentra inundada de tantos clichés y escenas melodramáticas que el espectador llega a un punto de cierto nihilismo. Los eventos presentados en pantalla simplemente dejan de importar; la predictibilidad es tal que, cuando cierta escena llega a la pantalla, uno ya sabe, a gran distancia del final, como va a terminar todo conflicto, y aún con ello en mente, la conclusión se percibe como un gancho al hígado para la cinematografía. No queda nada más que ofrecer, únicamente una fantasía excéntrica, artificial y vacía que termina abruptamente cuando los créditos comienzan a correr.
Fuera de ello, no hay nada más que agregar. "Cincuenta Sombras Liberadas" no demuestra nada nuevo para el público, el género, su respectiva franquicia e incluso el cine en su totalidad. Es uno de esos casos en el que se cuestiona la existencia de la obra debido a su mediocre capacidad de presentar una historia romántica con grandes grados de repetitividad y redundancia. Una experiencia que para nada vale la pena presenciar.
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