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Crítica: "Perfectos Desconocidos" de Alex De La Iglesia

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 27 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 24 de enero de 2018.

Últimamente, el cine y la televisión han recurrido a la exploración de una temática relevante, la dinámica entre el ser humano y la tecnología contemporánea. Ya sea enfocándose en la calidad de las relaciones humanas, como visto en "Ella" (2013), el estudio de una cultura consumista, plasmado por la animación de "Wall-e" (2008), o con alegorías fatalistas desde un punto de vista psicosocial, como lo presenta la mini serie "Black Mirror" (2011-), se hace notar un interés por parte de los medios audiovisuales en conocer el destino de la comunidad mundial ante el constante crecimiento tecnológico en el área de las telecomunicaciones y el internet.


La comedia española "Perfectos Desconocidos" comparte el mismo propósito con las obras ya mencionadas. Sin embargo, en lugar de predecir una repercusión ficticia de la temática en un futuro no tan lejano, decide posar los ojos en una realidad contemporánea y poner a su público ante un espejo moral.


La historia gira alrededor de un grupo de amigos y sus respectivas parejas, los cuales quedan de verse para una cena amistosa. Tras el propósito por parte de un miembro del grupo, cada uno accede a dejar sus celulares en la mesa y leer en voz alta toda notificación que reciban, por más embarazosa que sea. Conforme avanza la noche, comprometedores secretos se revelan y la amistad del grupo es puesta a prueba.


La película comienza con un tono bastante predecible y poco interesante; pero una vez que la trama avanza y los protagonistas muestran sus verdaderos rostros, uno se vuelve testigo de cómo el descontrol y la paranoia se vuelven inquilinos no deseados en ésta peculiar cena; proporcionando momentos cómicamente incómodos y escenas de efectiva tensión emocional creados gracias a la escritura del guión y el trabajo actoral por parte del elenco.


Cabe añadir que detrás de las risas y el caos presentado en pantalla, “Perfectos Desconocidos” deja en claro que no busca ser un film de mero entretenimiento cinematográfico, invita a una reflexión personal acerca del deterioro de la comunicación en las relaciones humanas. Uno de los personajes menciona que la culpa de toda tensión presentada se debe principalmente a los celulares, a como, gracias a ellos, resulta más fácil esconder secretos y todo sentimiento negativo, en lugar de hablar concretamente con sus respectivos seres queridos para arreglar cualquier problemática. Y aunque el mensaje de la película, en primera instancia, parece seguir la hipótesis de éste diálogo, es en los últimos minutos en el que cambia el rumbo del concepto.


En lugar de aterrizar a la tecnología como culpable de la alienación emocional moderna, el film propone que ello es algo meramente circunstancial en la fórmula. Cada uno de los personajes está al tanto de sí mismo. Sabe cuáles son sus faltas, lo que debe y no debe hacer para no afectar su estabilidad familiar y emocional. Al momento en el que estos errores son reconocidos en un nivel personal, uno debe elegir entre dos opciones: Tomar el camino de la responsabilidad y buscar la corrección de tales actos o ignorar el inconveniente y sufrir las consecuencias de ello. En pocas palabras, la película propone que éste problema de comunicación que sufre la comunidad mundial hoy en día no es causada directamente por la telefonía celular o el internet, al final resulta ser una decisión moral de cada miembro de la sociedad moderna.


Aunque la trama en veces parezca predecible y la fuerza del mensaje ligeramente se pierda con escenas de incompatible surrealismo, existe algo fascinante en presenciar la deconstrucción emocional de cada uno de los personajes de “Perfectos Desconocidos”. Una experiencia que debe ser presenciada, analizada y reflexionada al menos una vez, el rato ameno de entretenimiento cinematográfico ya viene incluido.



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