Crítica: "Star Wars: Episodio VIII - Los Últimos Jedi" de Rian Johnson
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 21 dic 2017
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 20 de diciembre de 2017.
Es claro que la franquicia "Star Wars" (1977-) ha perdurado con el tiempo y se ha vuelto una estampa esencial de la cultura popular moderna; pero con todo éxito siempre hay tropiezos en el camino. En pasadas décadas, "Star Wars" ha proporcionado material audiovisual que ha sido recibido con opiniones mixtas por parte del fanático devoto, las series de televisión, como "The Clone Wars" (2003-2005), siendo ovacionadas y la trilogía de precuelas, estrenada a principios del 2000, castigada sin piedad. De igual forma se recibió a "El Despertar De La Fuerza" (2015), que marcó el inicio de una nueva trilogía, con un público dividido entre el reconocimiento y el desagrado; muchos fanáticos lograron envolverse entre la nostalgia y las inovaciones técnicas, ofrecidas por J. J. Abrahams, mientras que los demás resultaron ofendidos por la creación de hoyos narrativos en la mitología espacial y el reciclaje de viejos atributos visuales en lugar de ofrecer algo nuevo a la mesa.
El día de hoy, "Los Últimos Jedi", segunda parte de la trilogía en curso, busca satisfacer las exigencias de aquel fanático devoto y proporcionar al público en general un rato ameno de entretenimiento cinematográfico sin descuidar la narrativa previamente presentada.
Al tratarse de una franquicia a manos de Disney, al igual que Marvel Studios, hay elementos técnicos que, por ende, ya vienen incluidos con respecto a la calidad cinematográfica. El impacto visual de los efectos especiales, la carga equilibrada de comedia, las complejas coreografías en las escenas de acción y el tono referencial hacia otros títulos de la saga hacen presencia y cumplen su cometido sin falta alguna. Sin embargo, aun con todos estos elementos bajo el brazo, es la carga temática de la película lo que la hace brillar y mantiene al público al borde de su asiento.
A lo largo del film, se construye constantemente una analogía del equilibrio que existe entre el bien y el mal; la existencia codependiente entre la luz y la oscuridad, la cuestionable acción ética por un bien mayor o, en el contexto del film, la precensia de la Fuerza que envuelve a la filosofía Jedi y Sith. Los personajes de Rey y Kylo Ren, presentados en la entrega anterior, son aprendices de sus respectivas ideologías y en cada uno existe una fuerte confusión moral al presenciar la guerra que les afecta y las posiciones tomadas por aquellos que los rodean. Con cada momento que pasa, ambos son forzados a tomar un lado en el conflicto, sin embargo tal decisión no es fácil para nuestros protagonistas.
Ese es el elemento que, detrás del telón que son el fanatismo y el deleite visual, le da forma al film en su totalidad. Gracias a ello, la película está continuamente con una moneda en el aire, no solo con la construcción de los personajes de Rey y Kylo Ren, sino también con todas las sub-tramas y personajes secundarios que la película maneja. Existe una constante aura de tensión en el que todo puede suceder, la esperanza del bien puede sucumbir ante el poder del mal en cualquier momento y, con ello, se brindan inolvidables escenas que, en poco tiempo, se volverán icónicas para la saga de "Star Wars".
"Los Últimos Jedi", sin lugar a dudas, es una entrega taquillera esencial de 2017, para el público en general, cinéfilo y el fanático de Star Wars. Es un film que cumple todos los puntos esperados que una secuela de éste calibre puede ofrecer: el despliegue técnico, la construcción temática para su narrativa individual y la continuación de una saga imparable. Imperdible con garantía de entretenimiento cinematográfico de calidad.
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