Crítica: "Camino A Marte" de Humberto Hinojosa Ozcariz
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 19 dic 2017
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 6 de diciembre de 2017.
En muy pocas ocasiones, en el mercado mexicano, se ha visto alguna película que trate de abarcar temáticas de complejidad filosófica y universalidad humana. Mientras que la comedia nos trata de hacer reír con banalidades y el drama nos manifiesta distintos puntos de vista sociopolíticos en nuestro país, de vez en cuando se asoma de entre las grietas un trabajo cinematográfico que busque ir más allá de lo que el cine mexicano ofrece usualmente. La cinta "Camino A Marte", del director Humberto Hinojosa Ozcariz, es un claro ejemplo de ello.
En primera instancia, "Camino A Marte" cuenta con una premisa bastante sencilla. A modo de 'Road Trip Movie', se presenta la historia de Emilia y Violeta, un par de amigas que, días previos a la llegada de un huracán, deciden viajar a Playa Balandra; en el camino, encuentran a Mark, un hombre que argumenta ser de otro planeta y que, compartiendo el mismo destino que las protagonistas, debe llegar antes de 'el fin del mundo'.
Si en algo destaca el film, junto con su premisa, es el hecho de que se logra un aura emocional efectiva en el que se presenta lo extraordinario dentro de lo ordinario. A través de la fotografía y el excelente trabajo en la banda sonora se percibe tal aspecto, ya que logra transmitir en el espectador una atmósfera de ciencia ficción a pesar de no mostrar explícitamente elementos del género; además de ello, resulta ser el medio correcto para la manifestación de las temáticas que el film maneja.
Cada vez que los personajes interactúan entre sí, existe un discurso subjetivo que abarca conceptos complejos acerca de la conciencia y las emociones humanas. Temas, como la muerte, la sexualidad, el amor, el duelo, la esperanza y la fe, funcionan como piezas de un rompecabezas existencialista que habla acerca de las decisiones y creencias que nosotros, como seres pensantes, tomamos y manifestamos en vida ante la presencia de una muerte inminente. ¿Buscamos significancia, dignidad, vida en el más allá o no pensar en ello?
Sin embargo, aun teniendo una premisa sencilla, un despliegue técnico/narrativo efectivo y un concepto ambicioso, la película no logra ser una experiencia satisfactoria. La vibra emocional y filosófica de la historia cae al suelo por un par de elementos en específico: el diálogo escrito y la manifestación semiótica de sus simbolismos.
Como se menciona anteriormente, "Camino A Marte" destaca por encontrar lo extraordinario en lo ordinario. Por ello, la película no solo busca la manifestación de su discurso filosófico en su premisa, también proporciona elementos visuales que funcionan como metáforas del poema que pretende escribir; metáforas que resultan ser tan básicas y de poca discreción que solo logran hacer percibir al espectador que se trata de una obra pretensiosa en su totalidad. A ello se le incluye que la forma en la que cada personaje está escrito llega a un nivel melodramático que solo debilita el hermoso concepto que busca comunicar. Resulta desconcertante ya que las intenciones artísticas del los realizadores son las que al final traicionan a lo que pudo ser una excelente experiencia cinematográfica.
A pesar de lo mencionado, uno termina con un buen sabor de boca al ver “Camino A Marte” gracias a la manifestación técnica/narrativa de sus piezas y la invitación a una reflexión metafísica en el espectador. A final de cuentas, el disfrute del film radica en la percepción subjetiva del público. El espectador analítico llegará a disfrutarla, hasta cierto grado, mientras que el escéptico la castigará en su totalidad. Pero sea cual sea el juicio que se tenga del film, resulta satisfactorio ver como el mercado mexicano apuesta y busca promocionar otro estilo de cine a las masas acostumbradas a la comedia banal y el pesado drama sociopolítico.
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