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Crítica: "Coco" de Lee Unkrich & Adrián Molina

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 3 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 1 de noviembre de 2017

En los últimos dos años, el reconocido y galardonado estudio de animación Pixar no ha tenido más que nubes grises dentro de su icónico cielo celeste. Después del éxito crítico y comercial de "Intensamente" (2015), las películas de "Un Gran Dinosaurio" (2015), "Buscando A Dory" (2016) y "Cars 3" (2017), aunque resultaron en fuertes ganancias taquilleras, no lograron mantener por mucho tiempo la atención del público y la crítica ya que el nivel de calidad cinematográfica de estos films estaba por debajo del promedio por el que se le conoce a Pixar.


Dos secuelas después, Pixar regresa a su contenido original con "Coco", una película que centrada en la presentación de un colorido México celebrando el Día de Muertos. La historia gira alrededor de Miguel, un niño apasionado por la música que, obsesionado con seguir los pasos de un pariente olvidado, busca la forma de seguir su sueño como cantante a pesar del rechazo por parte de su familia. Ésta obsesión, junto con unas cuantas coincidencias inoportunas, terminan por transportarlo a un colorido mundo de los muertos donde la única forma de salir es encontrando a su pariente perdido.


Uno de los factores por el que se le debe de reconocer a los realizadores de la película es el cuidado con la que se construye y expone el Día De Muertos. A diferencia de las películas anteriores a su filmografía, Pixar presenta su primer trabajo basado en un evento cultural real, por lo cual el esfuerzo puesto en la investigación de la celebración mexicana se ve reflejado en el trabajo escrito y la propuesta visual.


A los pocos segundos de comenzar el film se hacen destacar dos elementos que resultan ser la espina dorsal de la experiencia cinematográfica que ofrece "Coco", la propuesta visual y el trabajo puesto en la banda sonora. Como era de esperarse, la animación del film no deja de sorprender en cada escena que es presentada; esto gracias a la convergencia entre el excelente trabajo fotográfico y la creatividad reflejada en la dirección de arte. Sin embargo, la estimulación visual, aunque sea excelente, la complementación que le hace la banda sonora, a base de guitarra clásica y orquesta de mariachi, le da a la película un efectivo toque de romanticismo y nostalgia, emociones que proporcionan el tono perfecto para la historia.


Pero más que ser una simple exposición visual de nuestra cultura, los realizadores dan en el clavo con respecto a dos temas que dan forma en su totalidad al film: la importancia de las tradiciones y la descendencia familiar, ambas conectadas con un remarcado énfasis hacia el amor y la memoria. Los personajes presentados en el mundo de los muertos, mientras la historia avanza, constantemente hacen mención de la importancia de los recuerdos, aquel elemento que los mantiene vivos. Gracias a ello es como la película comunica la importante relación que el público tiene, no solo con sus fallecidos, sino también con las tradiciones mexicanas; se trata de mantener vivo aquello que se ha quedado con nosotros durante generaciones, celebrar y evitar el olvido de lo que nos distingue como seres humanos, nuestra cultura y nuestra familia.


Con una excelente premisa, propuesta visual y desarrollo temático “Coco” demuestra ser una pieza sólida y de gran carga emocional apta para todo público en busca de entretenimiento cinematográfico y para aquel espectador que disfrute de una explosiva exposición artística. Sin duda alguna, una de las mejores películas del año y una gran pieza cultural digna de ser presentada y reconocida alrededor del mundo.


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