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Crítica: "La Torre Oscura" de Nikolaj Arcel

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 26 sept 2017
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 30 de agosto de 2017

Si uno pone sobre la mesa y comprara a distintos escritores de terror en la era moderna, es claro que Stephen King se considerada como uno de los mejores y más memorables. A lo largo de su carrera, y con gran cantidad de Best-Sellers bajo el brazo, King ha sido sinónimo de grandes historias, las cuales la industria cinematográfica se ha encargado de inmortalizar visualmente dejando en el camino clásicos de culto como "Carrie" (1976), "El Resplandor" (1980) y "Cujo" (1983), por mencionar algunos.


Hoy en día, Stephen King continúa siendo un sólido elemento para adaptaciones en el medio audiovisual. Con el estreno de la serie de "La Niebla" (2017) en Netflix y con un remake de "Eso" (1990) en el horizonte cercano, sin duda alguna se puede referir a 2017 como un gran año para los fanáticos devotos del escritor de culto. A ello se le añade que, durante el fin de semana, llega el esperado estreno de "La Torre Oscura". Basada en la serie de novelas escritas por King, la película relata la historia de Jake, un niño que descubre que las visiones fantásticas de sus sueños resultan ser reales y la barrera que divide su mundo de las amenazas sobrenaturales que presencia está en peligro de colapsarse.


A pesar de contar con una interesante premisa, "La Torre Oscura" tiene ciertas complicaciones en la ejecución de la historia, siendo el descuidado sentido del ritmo y exposición narrativa el principal problema. Al momento que el film comienza, además de establecer la sombría fotografía como principal elemento de la propuesta visual, las distintas escenas que se presentan van sucediendo con gran aceleración y poco contexto de lo que está aconteciendo. Se presencian acciones, reacciones y eventos alrededor de los personajes en los cuales el espectador no cuenta con el tiempo ni la información suficiente para poder adentrarse en la historia ni crear una empatía efectiva. Se debe considerar que, lo ya mencionado, se debe a una clara intención por parte de los realizadores en crear una experiencia de naturaleza referencial para aquellos fanáticos de la novela; hay guiños y elementos visuales que brincan sin ser explicados en el que, se asume, son herramientas narrativas que solo aquellos familiarizados con el material pueden comprender.


Es cerca de la mitad del film en el que la historia desacelera su fluido ritmo y comienza a contextualizar al espectador. Aunque éste cambio en la dinámica entre el ritmo y la narrativa resulta apropiado para poder recuperar el interés de la audiencia, es el que domina al resto de la película; la trama va dando pequeños pasos, solidificando a sus personajes con breves escenas de acción y drama. Sin embargo, éstos pequeños pasos dan un gigantesco salto al presentar de manera acelerada un clímax abrupto, poco atrapante y genérico.


A todo esto, ¿"La Torre Oscura" termina por ser un film castigable? No del todo pues existen varios elementos que se encargan de crear una experiencia amena a pesar de sus detalles técnicos. Las actuaciones por parte del elenco resultan entretenidas e interesantes de presenciar; Idris Elba hace una gran interpretación como 'el pistolero', el anti-héroe en busca de venganza, mientras que Matthew McConaughey demuestra ser perfecto como 'el hombre de negro' el villano despiadado de la historia.


De igual forma se puede referir a la complejidad de la mitología en el que la trama se desenvuelve. La exploración del vasto mundo fantástico con su propio orden social, conflictos ideológicos por parte de sus habitantes y el contraste con la realidad mantiene sin duda alguna el interés por parte del espectador de conocer más; aunque el crédito de ello se debe a la mente creativa de Stephen King y no a la adaptación por parte de los realizadores.


A final de cuentas, "La Torre Oscura", aunque no memorable, ofrece un ligero tiempo de entretenimiento ameno. No será un film de grandes complejidades visuales ni narrativas pero, si se es presenciada con bajo nivel de esceptismo, no se podrá evitar adentrarse fácilmente en el mundo fantástico que proporciona. Una efectiva invitación a conocer la mitología del trabajo escrito de Stephen King más que ser un sólido trabajo cinematográfico.


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