Crítica: "Atómica" de David Leitch
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 26 sept 2017
- 3 Min. de lectura

Publicado por primera vez en Periódico el Mexicano el 6 de septiembre de 2017
¿Qué es lo que hace a las películas de espionaje ser grandes piezas de entretenimiento cinematográfico? Derivado de los films de acción y suspenso, el género de espionaje resulta ser uno de los más dinámicos y explotados en la industria ya que ha demostrado atrapar al público a través de distintas formas e interpretaciones; tal vez sea por la cuidadosa construcción de tensión a través de la narrativa y la actuación, como visto en "Los Infiltrados" (2006), el contexto sociopolítico en el que se desenvuelve la historia, como en "El Espía Que Sabía Demasiado" (2011), o simplemente el despliegue técnico en las escenas de acción resulten atrapantes, como en "Kingsman: El Servicio Secreto" (2014). Sea cual sea la razón, éste sub-género ha sido apreciado y querido por el cinéfilo devoto a través de la historia.
Una de las más recientes entregas del espía cinematográfico es la adaptación de la novela gráfica creada por Anthony Johnston y Sam Hart, "Atómica". Ambientada y ubicada en Alemania, durante las vísperas de la caída del muro de Berlin, el film retrata la historia de Lorraine, interpretada por Charlize Theron, una espía británica que se le ha asignado buscar y recuperar valiosa información confidencial de la MI6 antes de que sea encontrada y filtrada a las autoridades comunistas por un agente doble.
Ésta premisa, aunque compleja, resulta atrapante ya que construye dos niveles efectivos de tensión narrativa, la carrera contra el tiempo y la dinámica de 'gato y ratón' entre héroe y villano. A través de cuidadoso diálogo y excelente trabajo actoral por parte del elenco, la historia logra transmitir las piezas necesarias para envolver al espectador dentro de la intensa persecución que se lleva a cabo. A la vez, gracias a su fría fotografía y deteriorada imagen creada por la dirección de arte, la película logra ambientarse a la perfección en el tenso y complicado contexto histórico.
Cabe mencionar que, aun teniendo una excelente construcción narrativa y visual, existe una pieza que resulta contraproducente para la película, siendo ésta la selección musical en el soundtrack. Se podría justificar que la razón de incluir tantos éxitos de los ochenta, desde Queen hasta Public Enemy, es sencillamente para contextualizar musicalmente al espectador; sin embargo, existen una gran cantidad de escenas en el que las canciones no aportan nada a la ambientación y llegan a ser distractoras de una narrativa que exige demasiada atención para ser digerida y comprendida en su totalidad.
Aun así, lo que trae al espectador de vuelta a concentrarse en la historia es el sorprendente y visionario despliegue técnico que maneja durante las escenas de acción. Es claro que la relación entre las coreografías y el trabajo de montaje resulta algo básico para las películas de acción modernas, sin embargo, “Atómica” destaca por mucho debido a que ambos elementos son presentados con tal complejidad y de variadas formas que no queda más que dejarse llevar por la intensidad de cada momento. David Leitch, detrás de la cámara, siempre busca la forma correcta y estilizada de presentar sus escenas y triunfa en cada una de ellas, sin duda es un director que sabe que piezas técnicas mover para manipular a su audiencia.
Fuera de ello, no queda mucho que agregar. Aun teniendo un jugoso contexto histórico y complejas dinámicas narrativas, el film carece de una construcción conceptual o mensaje que se quede en la conciencia del espectador después del pasar de los créditos. Todo se trata de la experiencia y el entretenimiento cinematográfico y vaya que “Atómica” brilla en ambos aspectos. Imperdible para todo fanático del género de espionaje y aquel que busque una distracción amena a través del cine.
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