Crítica: "Todo, Todo" de Stella Meghie
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 25 jul 2017
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en periódico El Mexicano el 19 de julio de 2017
Actualmente, el género de la novela juvenil es una de las tendencias más populares y exitosas de la industria cinematográfica. Como sugiere el nombre, la novela juvenil se caracteriza principalmente por ser la adaptación cinematográfica de algún libro popular destinado para el entretenimiento del adolescente moderno. Aunque la mayoría de estos libros comparten las mismas temáticas y herramientas narrativas, la variedad de historias y tratamientos que giran alrededor de la tendencia es una muy amplia y variada, abarcando géneros como la fantasía, el romance y la ciencia ficción, por mencionar algunos.
Con la adaptación cinematográfica y el colosal éxito comercial de la saga de "Harry Potter" (2001-2011), la industria vio una gran oportunidad monetaria en ésta tendencia y continuo proporcionando films basados en las novelas juveniles de moda, como, por ejemplo, la saga de "Crepúsculo" (2008-2012) y "Los Juegos Del Hambre" (2012-2015), que terminaron siendo éxitos de taquilla aun con la recepción mixta por parte de la crítica. "Todo, Todo", aunque no forma parte de una saga, es la más reciente entrega del género de la novela juvenil, basado en el libro de Nicola Yoon.
La historia de "Todo, Todo" gira alrededor de Maddy, interpretada por Amandla Stenberg, una chica de dieciocho años que ha vivido encerrada en su hogar durante toda su vida debido a una rara enfermedad y su único objetivo es el de poder salir a experimentar el mundo exterior. Sus deseos de escape son fortalecidos al conocer y enamorarse de su vecino, Olly, interpretado por Nick Robinson. Ésta premisa define en su totalidad la propuesta narrativa y visual que la película maneja; en sí, la historia se cuenta a través de Maddy pero se desarrolla en dos ejes distintos: la percepción de la realidad inmediata y su reinterpretación por medio de la imaginación del personaje. La realidad es presentada como un lugar monótono, a través de un predominante color blanco en la fotografía y la dirección de arte, mientras que la imaginación es presenciada con brillantes colores y cargada de variadas metáforas visuales. Éste contraste visual resulta ser uno muy básico pero, a la vez, efectivo ya que logran envolver al espectador dentro del ambiente y el psique de Maddy a la perfección creando una experiencia visual amena y sin grandes complejidades.
Sin embargo, el mensaje que se construye a lo largo de la película termina por debilitar la experiencia cinematográfica que se ofrece. El film culmina con un claro discurso que argumenta que el amor es la razón absoluta que le da sentido y significado a la vida; esto es visto a través de los objetivos de cada uno de sus personajes, no solo de Maddy. Aunque pretende dar un mensaje positivo para el público, éste discurso, hasta cierto grado absolutista, rebaja al film a ser percibida como una pieza superficial y melodramática; una película que en lugar de solidificar sinceridad a través de la calidad escrita, desarrolla varios momentos cliché de manera calculada y como herramienta de manipulación emocional.
Es por ello que, aunque la calidad visual del film resulta ser creativa y atrapante, “Todo, Todo” termina siendo una película romántica más con personajes unidimensionales que solo buscan significado a través de una interpretación superficial del amor. Puede que lo ya mencionado funcione para el público meta y se logre capturar la positividad del mensaje, pero eso solo limita a que “Todo, Todo” resulte únicamente relevante para el espectador juvenil y no para el público en general.
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