Crítica: "Las Hijas De Abril" de Michel Franco
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 29 jun 2017
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 27 de junio de 2017
En estos últimos años, con las distintas ceremonias de entrega del Oscar, se ha demostrado que el talento mexicano es reconocido y celebrado internacionalmente. Sin embargo, no hay que olvidar que nuevos talentos de la cinematografía mexicana, al igual que Iñárritu, Cuarón y Del Toro, han comenzado a hacer su lugar en la historia del cine moderno. Michel Franco es uno de esos realizadores.
Desde que "Después De Lucía" (2012) ganó el premio Una Cierta Mirada y "El Último Paciente" (2015) fuera reconocida como Mejor Guión en el Festival de Cannes, el público cinéfilo y la crítica se ha mantenido expectante al próximo trabajo del director mexicano. Ésta semana, y con un reconocimiento más del famoso festival francés, "Las Hijas De Abril" llega ofreciendo la intensidad dramática característica del trabajo de Michel Franco.
En lugar de bombardear al espectador con un gran despliegue técnico, "Las Hijas De Abril" mantiene su propuesta visual en un nivel apreciativo y sobrio. Cada toma, con su respectivo trabajo de iluminación y composición, está realizada para ser interpretada como un fragmento de realidad sin pretensiones ni disfraces estéticos. Es por ello que, a carencia de distracción visual, el público enfoca toda su atención al trabajo realizado en el diálogo escrito y la dirección actoral, piezas fundamentales para la construcción dramática y apreciación total del film.
Cabe mencionar que el guión y la actuación no solo ponen sobre la mesa el desarrollo sólido de la historia, que trata sobre Abril, una madre tomando las riendas de su vida a través del embarazo de su hija menor de edad, Valeria; de igual forma, parte de lo que da jugo a la película es la complejidad humana que conllevan los personajes principales.
A medida que avanza la trama, cada acción y decisión realizada en pantalla resulta ser de una naturaleza amoral y escandalosa, ya que cada personaje está enfocado en la búsqueda de su propia comodidad a costa de la de su prójimo. Por ello, el espectador comienza a crearse un papel de juez para cada miembro de ésta disfuncional familia. Sin embargo, más que juzgar, el público comienza a comprender las razones detrás de éstas controversiales decisiones. Por más que resulten frustrantes las situaciones presentadas en el descontrol dramático entre madre e hija, el público no puede evitar empatizar y entender que los personajes solo buscan llenar un vacío emocional que su entorno y circunstancia les impuso. Abril pretende olvidar el abandono de su ex esposo y Valeria, al igual que su novio, Mateo, quiere una vida estable con su hija recién nacida a pesar de su corta edad y juicio de sus mayores.
Es en éste entendimiento en el que los personajes dejan de percibirse como meras herramientas narrativas y se convierten en individuos con sorprendentes complejidades emocionales. Se puede llegar a decir que Franco pretendía desde un principio que el espectador no se sentara mirar una película, sino que observara a través del cerrojo para explorar, analizar, juzgar y entender la vida de Abril, Valeria y todos aquellos que las rodean.
Resulta complicado expresar en su totalidad lo que éste film busca transmitir sin revelar puntos importantes de la historia. Es una experiencia que debe ser presenciada para ser comprendida. Sin duda alguna, "Las Hijas De Abril" resulta ser una pieza fina y compleja recomendada para todo aquel que se interese en el análisis y la apreciación cinematográfica. Resulta no solo ser el mejor film que Michel Franco ha proporcionado, sino la mejor película que 2017 ha presentado hasta la fecha.
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