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Crítica: "Voraz" de Julia Ducournau

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 21 jun 2017
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 20 de junio de 2017

Nadie puede negar que el cine de terror es uno de los géneros con más variedad en la industria; ya sea horror psicológico, thriller paranormal o gore, la gran cantidad de subgéneros que existen mantiene al espectador al borde de su butaca por los distintos lenguajes y técnicas utilizadas para entretener y asustar a través de la pantalla. En los últimos años, se ha popularizado un subgénero que ha sido tan castigado, por público en general, como ovacionado, por el fanático de terror, debido a su fuerte contenido de violencia gráfica y temas altamente controversiales, el Extremismo Francés.


Este término fue acuñado por primera vez con el estreno de “Irreversible” (2002) y popularizado por la película “Mártires” (2009). Ambos títulos, aunque muy distintos uno de otro, desafiaron el morbo y las sensibilidades del público con sus explícitas imágenes y definieron en su totalidad al estilo de terror que Francia sigue produciendo hoy en día. “Voraz” es una de las entregas más recientes que el género ofrece, manteniendo con éxito su naturaleza controversial.


Además de la sangre como impacto visual, el elemento que da forma a la experiencia cinematográfica de “Voraz” es la deconstrucción mental de su personaje principal Justine, una joven vegetariana que, mientras es acosada por sus compañeros universitarios, comienza descubrir y desarrollar un gusto por la carne humana. En sí, esta premisa no es presentada con una narrativa convencional. En lugar de que la trama avance de una forma lineal, cada escena es presentada como un momento arrítmico y esporádico que construye la experiencia de Justine. No hay villano u objetivo a seguir, solo un complejo y violento estudio de personaje que explora la pérdida de la inocencia y la moral en un viaje grotesco y, a la vez, erótico.


Cabe añadir que parte de lo que inmersa al espectador dentro de la transformación de Justine es el uso de la propuesta visual para la creación de una acertada atmósfera. Es claro que, en el extremismo francés, el uso de violencia explícita tiene una intención meramente de impacto. En “Voraz”, las imágenes van más allá. En sí, el film presenta en pantalla, sin timidez alguna, fuertes momentos que definen el ambiente hostil y cruel en el que se desarrolla la trama. De esta forma, cada vez que Justine se deja llevar por sus instintos, el espectador no puede evitar adentrarse visualmente en la experiencia demencial que la película propone.


De igual forma, ésta propuesta visual conlleva un doble filo. La película construye ligeramente un discurso en el cual el ser humano es presentado como una bestia instintiva, esto logrado a través del contraste entre la presencia pasiva de animales y la energía violenta del ser humano. Sin embargo, al concentrarse en la psicología del personaje y la creación de la tétrica atmósfera, el film no logra transmitir de manera sólida este concepto antropológico.


Es claro que “Voraz” no es una experiencia creada para todo público. Las fuertes imágenes y la complejidad que conlleva pueden afectar hasta cierto grado la sensibilidad del público en general. En sí, es un film creado para aquellos fanáticos del extremismo francés, del cine de terror e interesados en el análisis cinematográfico. Se estará expectante de lo que Francia pueda ofrecer con este nuevo y controversial género.


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