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Crítica: "Hambre De Poder" de John Lee Hancock

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 1 jun 2017
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 24 de mayo de 2017

Uno de los objetivos principales del género de no ficción, además de retratar la realidad en pantalla lo más fidedigno posible, es el transmitir al espectador el impacto que conlleva la historia verídica que se presencia. Ya sea a través de un mensaje inspirador y humano, como se ve “Hasta El Último Hombre” (2016), o un crudo despertar social, como el presentado en “En Primera Plana” (2015), es claro que el género busca algo más que mero entretenimiento cinematográfico, pretende avivar al público a buscar su propia historia en el mundo ya que, como bien se dice, la realidad supera a la ficción.


La película “Hambre De Poder”, que retrata la fundación de la cadena de comida McDonald’s y su rápido crecimiento en EU, sigue los mismos parámetros del cine de no ficción; sin embargo, los realizadores, más que inspirar, fomentan una fuerte discusión ética en relación a la mentalidad empresarial y las acciones tomadas para cumplir sus objetivos.


Cabe mencionar que uno de los aspectos destacables del film es el cuidado y detalle puesto en la dirección de arte. La producción, a través de éste elemento visual, logra atrapar al espectador y lo invita a un exitoso viaje en el tiempo a la década de los cincuentas. A la vez, el trabajo escrito complementa lo ya mencionado ya que bombardea con coloquialismos y distintos aspectos históricos que fomentan la ubicación temporal de la trama, además de mantener un nivel decente de entretenimiento al manejar un diálogo astuto digno para ser considerado como una película de ‘thriller legal’.


Sin embargo, uno se percata de que los elementos ya mencionados no son el atractivo principal del film, la propuesta visual y el desarrollo dramático son meras herramientas utilizadas para presentar el aspecto más importante, la construcción de su personaje principal.


Michael Keaton, con una carismática actuación, nos presenta a Ray Kroc, el comerciante responsable de presentar y expandir el nombre de McDonald’s alrededor del mundo. Desde el comienzo, éste personaje se presenta como un hombre con el cual se puede empatizar, ya que se presenta como un vendedor poco exitoso en busca de una vida mejor; con cada escena, el espectador comparte el deseo de Kroc por lograr su meta. Resulta impresionante como, conforme la película avanza y el personaje logra paso a paso su objetivo, la humildad se transforma en ambición, Kroc poco a poco se embriaga de su propio poder y dinero al grado que llega cometer acciones cuestionables que perjudican a aquellas personas que lo limitan profesionalmente.


Es en éste punto donde la película muestra una dualidad discursiva que abre la discusión ética mencionada anteriormente. El personaje es glorificado por su determinación empresarial y demonizado por sus acciones amorales; se ovaciona el impacto cultural que su visión conlleva y es juzgado por su carente calidad humana. De ésta forma, el film proporciona una gran pregunta: ¿el fin justifica los medios? ¿Es correcto seguir un objetivo personal aun si para ello es necesario destruir al prójimo? La respuesta no es clara pero deja la puerta abierta a la perspectiva e interpretación del espectador.


Puede que “Hambre De Poder”, no pretenda dejar su marca en la cultura cinematográfica ni sorprender visual o narrativamente a su público. Aun así, debido a su trabajo escrito y su fomentación al pensamiento ético, éste film biográfico resulta ser una pieza interesante del género de no ficción, un film que logra hacer reflexionar al espectador en su propia ética y su calidad moral.


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