Crítica: "Rápidos y Furiosos 8" de F. Gary Gray
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 19 abr 2017
- 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 11 de abril de 2017
La saga de “Rápidos y Furiosos” (2001-) se ha mantenido relevante y en constante construcción llegando a un punto en el que, hasta el día de hoy y con una extensa filmografía producida, es una de las franquicias cinematográficas más exitosas del presente siglo, a pesar de la mala recepción por parte de la crítica. A la vez, se vuelve claro que, con cada nueva entrega que surge, ésta serie de films es manufacturada para dos tipos de audiencia en específico, el fanático de la cultura automovilística y todo aquel que disfrute el concepto de acción sobre ruedas que la franquicia ofrece. Tal característica es presenciada en “Rápidos y Furiosos 8”, lo más reciente que Toretto y compañía ofrecen al cine.
Desde el momento en el que inicia la película uno logra darse cuenta que lo que se presenciará en pantalla no llegará más allá de ser un film de acción enfocado en sorprender visualmente. El énfasis puesto en el aspecto técnico de las escenas de acción es de innegable calidad de producción. El elaborado trabajo de montaje, los efectos especiales, las coreografías y hasta el diseño y mezcla de sonido forman parte de un todo para cumplir las expectativas no solo del fanático de la saga, incluso de aquellos que solo buscan distracción y entretenimiento cinematográfico.
Sin embargo, ésta propuesta se sostiene hasta cierto punto haciendo del film un clásico caso de cáscara bonita por fuera y vacía por dentro en el que el trabajo de producción y técnico compensan el descuidado trabajo de escritura. Mientras la adrenalina visual se desarrolla, “Rápidos y Furiosos 8” proporciona un guión que, incluyendo conceptos filosóficos acerca del libre albedrío, aparenta ser inteligente y profunda mientras presenta los mismos clichés, diálogos y mensajes que la franquicia ha proporcionado a lo largo de su existencia. Ver escena de acción tras escena de acción, añadiendo una ligera pizca de comedia ocasional, sin ningún desarrollo de contenido se torna cansado hasta cierto punto.
Sin embargo, como ya se mencionó antes, el querer abordar un lenguaje cinematográfico/narrativo relevante no es el propósito principal de la película ya que solo busca entretener y punto. Fuera de ello, no cabe más que mencionar que ésta octava entrega se mantiene al margen de lo que la saga ofrece desde hace dieciséis años. Nada relevante para la cultura cinematográfica pero una pieza de distracción que se digiere en su totalidad con ser vista una única vez.
Comments