Crítica: "La Bella Y La Bestia" de Bill Condon
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 22 mar 2017
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 21 de marzo de 2017
No se puede negar que la industria cinematográfica moderna se ha dedicado a producir gran cantidad de remakes para llenar las salas de cine. Ésta decisión mercadotécnica ha creado una división de opiniones en el público ya que ha sido tanto ovacionada, por aquellos que disfrutan de la nostálgica sensación de presenciar a sus personajes favoritos una vez más en pantalla, como criticada, por el cinéfilo que argumenta que el exceso de éstas producciones demuestra una falta de creatividad en la industria. Sin embargo no hay que olvidar que, además de la ganancia monetaria, el remake tiene como objetivo principal el reimaginar y vender las historias ya contadas para el espectador moderno y, a la vez, satisfacer las exigencias del fanático devoto.
Disney se ha dedicado últimamente a ésta actividad ya que ha presentado varios remakes de sus películas de princesas, llevándolas de ser animadas a acción viva. “La Bella Durmiente” (1959) fue reconstruida y contada desde la perspectiva de su antagonista en “Maléfica” (2014), recibiendo así la aceptación del público por sus efectos especiales e innovadora reinterpretación de sus personajes. De igual forma, “La Cenicienta” (2015) se alejó de la narrativa musical de su predecesora de 1950 y optó por recontar el clásico cuento de hadas a través del guión, la dirección de arte y el diseño de vestuario, ganado el reconocimiento de la crítica aunque el fanático se encontrara insatisfecho por el resultado. Ahora toca el turno de “La Bella Y La Bestia”, título que continúa la tendencia de la princesa reimaginada de Disney.
Cabe destacar que, en cuestión de imagen, la película está excelentemente realizada. La producción tuvo un claro enfoque en envolver al público en un mundo de fantasía ya que, la convergencia creada entre la elaborada dirección de arte y el despliegue de los efectos especiales, proporciona una experiencia efectiva que logra transportar al espectador dentro del cuento de hadas. En éste aspecto no hay falla alguna ya que, más que nada, logra transmitir magia, un elemento esencial para las películas del mismo género
Sin embargo, al comparar la propuesta visual con las intenciones narrativas y discursivas, se crea un desequilibrio que pone al film en una crisis de identidad fuerte entre dos ideas contrastantes. ¿Trata de ser una interpretación fidedigna del musical animado de 1991 o una reconstrucción de la historia que contenga su propio mérito?
“La Bella Y La Bestia” carece de algo innovador que ofrecer narrativamente. Hay que ser consientes de qué se trata de un relato clásico contado varias veces a través de la historia. Sin embargo, lo que hizo destacar a la película animada del 91, sobre todas las otras recreaciones cinematográficas del cuento, fue su ejecución narrativa a través de la música. Lo que sucede con ésta versión moderna es que esos mismos números musicales son puestos en escena con la misma estructura sin oportunidad de una interpretación diferente (incluso los diálogos que hay en las escenas dramáticas son casi los mismos). Claro que se incluyeron nuevas canciones y se profundiza, hasta cierto grado, el perfil de los personajes principales pretendiendo así dar una propuesta fresca de la historia pero, por desgracia, estos nuevos aspectos no logran resaltar y son opacados por lo que el musical animado impuso hace más de veinte años.
De igual forma sucede con la construcción discursiva que el film ofrece. La versión moderna intenta ir más allá del mensaje del cuento original ya que desarrolla, durante las primeras escenas, un discurso acerca de como la sociedad define y establece los roles de género. Esto es presentado principalmente por el contraste entre los personajes de Bella, figura del empoderamiento femenino, y Gastón, que es una representación física del machismo. Mientras la película avanza, la dinámica que existe entre ellos y la gente que los rodea construye poco a poco un discurso sólido que, al final de todo, es dejado a lado por el mismo mensaje que se ha repetido infinidad de veces: la belleza está en el interior.
Es por ello que “La Bella Y La Bestia”, aunque resulte ser una buena pieza de entretenimiento para el fanático de Disney, carece de carácter e identidad que la haga distinguir en la industria cinematográfica. Además de ofrecer una sólida propuesta visual y un grupo diminuto de nuevas canciones, ¿qué puede dar ésta película que evite la preferencia por ver la versión animada del 91? “La Bella Y La Bestia” se puede definir como una pieza mercadotécnica que busca, sin querer tomar riesgos, satisfacer a su público devoto más que ofrecer una propuesta creativa innovadora.
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