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Crítica: "Logan" de James Mangold

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 16 mar 2017
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 14 de marzo de 2017

¿Qué ha sucedido últimamente con el superhéroe cinematográfico? Aquel que ha estado atento al género sabe que éste se encuentra dividido en tres ramas distintas: El universo Marvel por parte de Disney, DC provisto por Warner y las producciones de Fox. La competencia entre las dos primeras casas productoras mencionadas ha dado mucho de que debatir en cuanto a su calidad y relevancia cinematográfica ya que, tanto el cinéfilo como el fanático del género, han declarado que no se ha proporcionado algo destacable en los últimos meses. Mientras tanto Fox, con el éxito crítico y taquillero de “Deadpool” (2016), ha demostrado un interés en reinterpretar el género al reducir considerablemente el nivel de fantasía que conlleva, dando así una visión más adulta y cruda a comparación de la competencia. “Logan”, la última parte de la Trilogía Wolverine, es el segundo film por parte de Fox en seguir éstas intenciones.


Así como “Deadpool” ridiculiza y deconstruye al género en forma cómica, lo que vuelve atractiva a la propuesta de “Logan” es como reinterpreta el entorno y la posición del superhéroe cinematográfico. En lugar de pintarse como un ser extraordinario, Wolverine, protagonizado una vez más por Hugh Jackman, es bajado del pedestal de ídolo y puesto como un sobreviviente más del mundo moderno; una sociedad cruel, despiadada y decadente en el que cada uno va por su cuenta sin importar el prójimo. De igual forma, el nivel de elementos de ciencia ficción y el uso de súper poderes como herramienta narrativa es reducido. Por ello, la saturación visual a partir de efectos especiales es suplantada por la intención de los realizadores en que el público se concentre en el desarrollo dramático de la trama y la construcción sólida de sus personajes sin descuidar la continuación de la saga ‘X-men’. De igual manera se debe destacar que la calidad en la fotografía, al alejarse de los estándares estéticos que el género ha propuesto con el pasar de los años, sobresale bastante como factor principal de la propuesta visual.


Es claro que la presencia de escenas de acción, con complicadas coreografías y excelente trabajo de montaje, sigue siendo elemental para el entretenimiento del público fanático del género. Sin embargo “Logan” cuenta con un aumento considerablemente alto en el nivel de violencia que contienen éstas secuencias. La sensibilidad del público es puesta a prueba con momentos gráficos muy fuertes llenos de sangre y shock visual. Aun así, éste factor, difícil de digerir en el primer momento que es presenciado, no es uno para castigarse ya que solidifica el concepto de la película en querer desarrollarse en un ambiente semi-realista, crudo y, hasta cierto punto, deprimente.


Con todo lo ya mencionado, se puede decir que “Logan”, más que sentirse como un film de superhéroes, se percibe como una excelente pieza de acción y suspenso para el público fanático y no fanático del género. Claro que la naturaleza violenta y gráfica de su propuesta visual hace que sea apta únicamente para el espectador adulto y que la carencia de un desarrollo discursivo la encasille como una pieza de mero entretenimiento. Aun así, resulta interesante presenciar la propuesta por parte de Fox en reconstruir y dar una perspectiva bastante diferente del superhéroe cinematográfico, poniéndose así a los talones de los titanes del género que son Marvel y DC en nivel competitivo. Por el momento, habrá que mantenerse expectantes a lo que ésta productora ofrecerá próximamente con su propuesta conceptual.


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