Crítica: "Elle" de Paul Verhoeven
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 2 mar 2017
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 28 de febrero de 2017
Como ya se ha mencionado con anterioridad en ésta columna, al momento de armar un guión cinematográfico es de vital importancia la creación de un ‘arco’ evolutivo en el protagonista. Éste elemento narrativo es uno de los que brinda riqueza a la historia ya que se encarga de construir el mensaje o concepto que una película pretende comunicar a través del personaje y su transformación para resolver el conflicto. Desde “La Odisea” de Homero, el ‘arco’ narrativo ha sido utilizado como una de las piezas esenciales para contar un relato sin importar el medio en el que se desenvuelva. Sin embargo, ¿qué sucede cuando un film desafía ésta convención? Una respuesta se puede ver claramente en la producción francesa “Elle”.
Hay que destacar que al momento de hablar de “Elle” hablamos de un caso extraordinario en cuanto a narrativa cinematográfica. Aunque la premisa del film resulte atrapante, la cual trata de una mujer en búsqueda de su violador para vengarse, se puede decir que difícilmente ese sea el atractivo principal. En lugar de ello se da la sensación de que las escenas no construyen o desarrollen conflicto o suspenso para el disfrute del espectador, solo suceden, llegan y se van de manera esporádica y arrítmica. Además de ello, la presencia de las diferentes situaciones presentadas tampoco construye o define un ‘arco’ narrativo para la protagonista. Entonces, si “Elle” no cuenta con desarrollo apto de conflicto y carece de un ‘arco’ narrativo apropiado: ¿Qué tiene de relevante ésta película?
Lo que vuelve interesante a éste film francés es algo bastante sencillo de decir pero muy elaborado que explicar. El atractivo principal de “Elle” es la complejidad que su protagonista contiene y como se desenvuelve durante el tiempo que dura la película. En sí, se puede decir que el personaje de Michelle, sorprendentemente interpretado por Isabelle Huppert, ya está definido desde un principio y nada de lo que sucede en la trama parece afectarle o detenerle. La primera vez que la vemos es cuando ella está en el suelo, entre vidrios rotos con sus ropas rasgadas y sus piernas llenas de sangre, después de que su violador huye de la escena. La crudeza de estas primeras imágenes crea la expectativa de un drama fuerte y depresivo. El público espera ver lágrimas, dolor y confusión en la calidad actoral y en lugar de ello reciben un rostro inexpresivo, seguido por la urgencia del personaje por barrer los vidrios del suelo, tomar un baño, ordenar algo de comer, dormir, despertar al día siguiente e ir al trabajo como si nada de ello hubiera sucedido.
Mientras la película avanza, poco a poco se da a conocer cuál es la historia detrás de éste extraño personaje, las personas que forman su día a día y el porqué de sus acciones. Por ello se puede considerar que en el film el personaje es quien mueve a la historia y no al revés como comúnmente sucede. Michelle es la dueña de la narrativa, mueve las piezas a su conveniencia para controlar lo que hay a su alrededor y así busca perpetrar su venganza. Es claro que hay un objetivo de por medio pero, como ya se mencionó, el conocer al personaje resulta toda una experiencia cinematográfica completa sin importar la carencia de una evolución narrativa o cuál resulte ser la resolución del conflicto.
Además de proporcionar un perfil bastante complejo, hay que ovacionar que los realizadores de éste film logran hacer que, a pesar de la naturaleza cuestionable de la protagonista, el público logre ver el mundo desde su punto de vista. La relación que Michelle tiene con los demás personajes resulta ser problemática; su ex esposo comienza a salir con otra mujer, su hijo está en negación de que su relación amorosa es tóxica, su madre planea casarse con un hombre mucho más joven, etc. Ante ello Michelle, de la misma forma que con su violación, mantiene una actitud nihilista, sociopática y juzgadora ante todo ello. Se burla de sus seres ‘queridos’ por medio de acciones pasivo-agresivas y se dedica a crear caos en las vidas de cada uno de una manera sutil y calculadora. Y de la misma forma en la que Michelle se ríe internamente de todos, el espectador carcajea con ella durante las extrañas escenas de ésta muy, pero muy, oscura comedia negra.
En sí, “Elle” no es una experiencia apta para todo público. Además de incluir fuertes escenas sexuales y temáticas muy complicadas, se requiere cierto nivel de análisis para poder digerir la película en su totalidad. Eso no quita que éste film francés proporcione a uno de los personajes más complejos y sólidos que el cine ha ofrecido durante ésta década. Un deleite total el presenciar a Michelle, descubrir su historia y reír a la par con su peculiar forma de ver su entorno.
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