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Crítica: "Cincuenta Sombras Más Oscuras" de James Foley

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 16 feb 2017
  • 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 14 de febrero de 2017

Pocas cosas se pueden decir acerca de “Cincuenta Sombras De Grey” (2015), un film que marcó el inicio de una trilogía y que dividió al público en dos categorías, ya sea fanático devoto o crítico escéptico, sin existencia de un punto intermedio. La crítica cinematográfica recibió a “Cincuenta Sombras De Grey” como un mero producto comercial que, con pobre contenido narrativo acompañado por morbosas escenas eróticas, no lograba mantener el interés de la comunidad cinéfila. Sin embargo, dichas características no ayudan en absoluto a prevenir que es lo que viene con “Cincuenta Sombras Más Oscuras”, la segunda parte de ésta trilogía erótica.


Hay diversos factores que vuelven evidente la incompetencia de ésta producción, siendo el aspecto narrativo el principal problema. La historia se centra en Anastasia y Christian y la construcción paulatina de su relación, posterior a los eventos presentados en la película anterior. Después de lo mencionado no queda mucho que decir al respecto ya que el guión, además de incluir diálogos que llegan un nivel de ridiculez melodramática, carece de un elemento esencial para toda película: la creación de un conflicto. Anastasia y Christian no se enfrentan a algún obstáculo o aspiran a una meta en específico, solo se presenta a la pareja en una colección de momentos esporádicos de su relación, con los constantemente usados clichés del género romántico. No hay ‘arco’ en la historia, los personajes vagamente cambian y todo se mueve dentro de una narrativa plana que se torna monótona al poco tiempo de que la película comienza ya que, prácticamente, no construye algo concreto o relevante.


De igual forma se puede referir al contenido erótico que el film propone ya que falla terriblemente en funcionar como elemento vital de la propuesta cinematográfica, aun siendo éste la tesis de la campaña de marketing y el atractivo principal de la trilogía. El sexo no tiene propósito alguno, su presencia es repentina y no ayuda a un avance narrativo, más bien se percibe como una débil excusa para que el film pueda ser considerado como cine erótico. Con facilidad se pueden omitir éstas pocas escenas y no afectaría en absoluto la planitud de la historia.


Tomando en cuenta éstos factores, y a su vez mencionar la ausencia de algo destacable en la propuesta visual, se puede formular una pregunta central: ¿Cuál es el punto? La película no ofrece algo que haga valer la pena la experiencia cinematográfica. Es por ello que la respuesta se resume en que “Cincuenta Sombras Más Oscuras” no demuestra más que ser un producto, el cual su única existencia es justificada por el éxito comercial de su predecesora. La mala fama por la que ésta saga es conocida solo se dedica a crecer y propagarse dentro de la cultura popular con ésta segunda parte rondando en las salas de cine. Con la tercera y última entrega ya en camino no se espera más que el que ésta trilogía termine, ya sea para bien o para mal.


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