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Crítica: "Sully: Hazaña En El Hudson" de Clint Eastwood

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 13 dic 2016
  • 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 12 de diciembre de 2016.

Clint Eastwood es uno de las personalidades más reconocidas y aclamadas de la industria. Desde su trabajo en los westerns de Sergio Leone, Eastwood ha demostrado una extensa y equilibrada carrera cinematográfica, ya sea delante o detrás de la cámara. Su trabajo directoral se ha mantenido fresco debido a su gran capacidad de trabajar distintos géneros y narrativas, desde el thriller hasta el romance, dejando así, una filmografía extensa, variada y apta para cualquier público.


Sus películas de la década actual se han inclinado por el biopic, subgénero del cine de realidad que se enfoca en la dramatización de la vida de alguna figura pública. El espectador ha presenciado en la butaca a J. Edgar Hoover en “J. Edgar” (2011), a Chris Kyle en “El Francotirador” (2013) y, en ésta ocasión, “Sully: Hazaña En El Hudson”, cuenta la experiencia del piloto Chelsey Sullenberger durante el accidente aéreo neoyorkino del 2009.


Si hay una manera en la que se describe “Sully…”, es correcto indicar que se trata de una película sencilla y amena. En sí, la naturaleza narrativa del film no intenta contar una historia ni profundizar en la complejidad de sus personajes, en lugar de ello se encarga únicamente de recrear la anécdota. Debido a lo ya mencionado, la calidad actoral del reparto se encarga de mover los hilos ya que mantiene el drama de la situación en un nivel discreto dando así un toque de sinceridad humana a la película.


Cabe mencionar que la recreación cinematográfica del accidente es un atractivo visual y técnico para el espectador, pero aunque ello se desenvuelve de manera atrapante, lo que da fuerza al film es el discurso construido a través de su narrativa minimalista. Mientras la cámara sigue paso a paso al personaje principal, por medio de pequeñas escenas con sus respectivos y concisos diálogos, se presenta a las personas a su alrededor antes, durante y después del accidente. Desde los pasajeros hasta el servicio del rescate, cada uno de estos pequeños elementos aporta su propia piedra para la resolución del conflicto, dejando así un positivo mensaje de solidaridad y cooperación social en el espectador.


Puede que “Sully…” no llegue a explotar las capacidades estéticas ni las complejidades de la narrativa cinematográfica, sin embargo es una experiencia satisfactoria gracias al cuidado con el que se desarrolla su temática y la sinceridad humana percibida a través de su mensaje. Sin duda alguna, un buen sabor de boca, tanto para el público en general como para el fanático del trabajo moderno de Clint Eastwood.


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