Crítica: "Julieta" de Pedro Almodóvar
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 13 sept 2016
- 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 12 de septiembre de 2016.
No hay duda alguna que Pedro Almodóvar es uno de los directores más reconocidos de la industria y la figura más importante del cine español. Películas como “Todo Sobre Mi Madre” (1998) y “Hable Con Ella” (2002) son claro ejemplo de su talento como realizador al presentar excelente calidad de escritura, cuidadosa dirección de actores, tratamiento humano de sus personajes y un sutil y distintivo toque estético. Factores que han cautivado a espectadores y críticos internacionalmente a tal grado que éste reconocido director se ha vuelto el estandarte cinematográfico de la industria española. Ésta semana, Almodóvar presenta su más reciente obra, “Julieta”, película que no se queda atrás al momento de presentar las características ya mencionadas pero queda corta en cuanto a su desarrollo narrativo.
En éste drama, que trata acerca de una madre en busca de su hija perdida, se reparte sobre la mesa un tratamiento jugoso alrededor de la tragedias, como la muerte o enfermedad de un ser querido, que se experimentan a través de la vida humana. Lo que resulta interesante en éste desarrollo conceptual es que, en lugar de dar un discurso dramático y negativo de su temática, proporciona un punto de vista diferente, concluyendo en que factores como la muerte puede detonar el inicio de una nueva vida y relaciones humanas. Además de éste positivo y hermoso punto de vista, la distinción estética que ha caracterizado a Almodóvar está siempre presente en sus apasionados tonos rojos y tristes tonos azules contrastando con los grises colores de la vida urbana.
Sin embargo, aunque dichos factores son el fuerte del film, “Julieta” deja mucho que desear con respecto a la manera en la que cuenta su historia. La mayoría de los escenarios presentados, así como la dirección de actores y la calidad en la escritura del guión, carecen de una apropiada construcción dramática. La armonía entre la pasión visual y la catarsis narrativa que ha distinguido a Almodóvar, en ésta ocasión se ve desequilibrada al mostrar hermosas tomas de lo que es un melodrama poco atrapante alimentada de abundantes situaciones cliché. Resulta desconcertante el ver una presentación de escaso interés ante un discurso cinematográfico jugoso.
Con éste sabor de boca, solo queda esperar a que Almodóvar logre sorprender con su próxima entrega. Por el momento, “Julieta” queda como un film de cierta relevancia ante la extensa carrera del director español.
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