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Crítica: "Los Ilusionistas 2" de Jon M. Chu

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 26 jul 2016
  • 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 25 de julio de 2016.

Años atrás, “Los Ilusionistas” (2013), con su historia llena de magia y prestidigitación, fue el dueño de las salas de cine durante algunas semanas del verano. El carisma de sus antihéroes, concepto de la ‘magia cinematográfica’ e interacción del film con el espectador lograron que éste llegara a una popularidad decente y recomendación inmediata de todo aquel que logró presenciarla. Sin embargo, la crítica, aun ovacionando los elementos ya mencionados, se encontraba mixta debido a fallas narrativas y peripecias inexplicables. Eso, claro, no detuvo a las productoras de filmar una secuela para esta querida película de 2013.


Al momento de que “Los Ilusionistas 2” comienza a correr, es notable que se deba tener conocimiento previo de la película anterior. Un bombardeo de referencias y una fugaz re-introducción de los carismáticos personajes crean una continuidad narrativa fiel con respecto a su predecesora. Parece incluso que la historia estuvo en una pausa muy larga hasta que alguien tomó el control para seguir viendo.


Tomando en cuenta los aspectos negativos que marcó la crítica con la primera parte, ésta continuación trata de responder esas preguntas inconclusas, corregir y no volver a presentar los mismos ‘defectos’. Sin embargo, todo se trata de perspectiva si uno recuerda la premisa del film: ‘Con la Magia, Todo Puede Pasar’


Dejando a lado ciertas escenas de comedia forzada, el aspecto negativo, al momento de contar la historia, es que continúan presentándose vacíos narrativos que, dentro de la lógica y las reglas de realización cinematográfica, son, y fueron igual con la primera parte, cuestionables. Aún así, la contradicción llega al momento que el espectador se da cuenta de que en sí, estás ‘fallas’ son parte de propuesta del film, el moldear y jugar con las expectativas del público para dar un resultado distinto al final y sorprender, tal y como lo es en un espectáculo de magia.


Lo ya mencionado se vuelve un caso peculiar y debatible ya que lo que normalmente no funciona al relatar un film se vuelve completamente útil en la premisa de “Los Ilusionistas 2” y da como resultado entretenimiento puro. No hay lección que aprender, solo se puede esperar a ser distraído, y saber cómo se hizo el truco al final de la película.


A final de cuentas, como la magia, todo se trata de la perspectiva con la que el público perciba. Si se es flexible ante la propuesta de que no hay limitaciones, el film resulta excelente. Pero si se percibe de manera escéptica y objetiva, resulta una pieza imperdonable y con una premisa que la excusa de todos sus errores. ¿Qué no es así como son vistos los espectáculos de magia?


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