Crítica: "La Bruja" de Robert Eggers
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 24 may 2016
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 23 de mayo de 2016.
Si existe un género que ha sido castigado por el juicio del espectador moderno sin duda es el cine de terror. Normalmente, la manera superficial de juzgar a un film de este tipo es el comparar su calidad con la cualidad de provocar miedo. Sin embargo, al enfocarse únicamente en este aspecto se pierde el juicio de calidad cinematográfica y narrativa que ofrece un film. Claro está que hay sagas, como “Actividad Paranormal” (2007-2015), que reciclan los clichés del género hasta el cansancio, o la infinidad de películas que tratan de imitar el éxito de “El Exorcista” (1973), que son responsables de crear este criterio en el público. Pero films como “El Conjuro” (2013) y “The Babadook” (2014) han sido catalogadas como clásicas modernas de terror gracias a su construcción narrativa y ejecución técnica, demostrando que hay más que apreciar del género además del ‘factor miedo’.
“La Bruja” se puede catalogar dentro de este tipo de casos. En sí, el film se aproxima más a ser un thriller psicológico, ambientado en Nueva Inglaterra del Siglo XVII, sin perder las características esenciales de una película de terror, en este caso es la presencia de elementos paranormales en el desarrollo de la historia. Más que aterrorizar, “La Bruja” busca adentrar al espectador a una atmósfera fría y tétrica; la hermosa cinefotografía, el excelente diseño de audio y la calidad literaria del guión son los elementos destacables y culpables de crear dicha intención.
Otro de los aspectos importantes del film es que, en sí, no existe un antagonista principal en la historia, es cierto que ésta cuenta con la presencia de una bruja pero, difícilmente se puede decir que esta sea la realizadora principal del conflicto. Se puede decir que la maldad creciente en la construcción de los protagonistas, que son una familia perteneciente a la Iglesia protestante, es la antagonista amorfa y omnipresente. Resulta toda una experiencia tétrica y perturbadora el ver la corrupción de la pureza espiritual de los personajes hacia la maldad humana, acompañado por excelentes actuaciones por parte del elenco.
Cabe mencionar que ésta corrupción es parte importante del discurso subjetivo del film, siendo la idea de que la maldad es la esencia de la naturaleza humana la idea central. Lo que la película desarrolla implícitamente es la lucha entre la religiosidad contra la condición humana. Es claro que, al tratarse de una familia puritana, se encuentre un característico apego hacia sus creencias. Pero al momento en que ésta se aleja de la sociedad y se adentra a las fronteras del bosque, interpretado como la exposición y exploración de su propia naturaleza, cada uno de los miembros comienza a tener indicios de maldad y corrupción, envenenando la dinámica familiar y a su propio ser. Es en esta pelea en el que la fe y la pureza espiritual son aplastadas por aspectos como la avaricia, la lujuria, el orgullo, el miedo y la violencia.
Hay que aclarar que las características mencionadas son solo la ‘punta del iceberg’ al momento de analizar a “La Bruja”, se requiere ver el film de manera constante para poder desglosar todos los aspectos simbólicos y religiosos que se proponen para que se pueda experimentar de manera absoluta. Aun así, la película funciona como un excelente thriller psicológico, con elementos paranormales, que mantendrá al cinéfilo entretenido de principio a fin. Sin duda una gran carta de presentación para el nuevo talento cinematográfico que es Robert Eggers y un clásico de terror inmediato.
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