Crítica: "¡Salve, César!" de Joel & Ethan Coen
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 26 abr 2016
- 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 25 de abril de 2016.
Los hermanos Coen, a través de su carrera cinematográfica, han proporcionado al espectador siempre algo de que hablar. Su fuerte presencia, en la cultura popular con clásicos de culto, como “El Gran Lebowski” (1998) o “Fargo” (1996), o con sus inesperados dramas sombríos, como “Sin Lugar Para Los Débiles” (2007), demuestra que este dúo directoral tiene su propio pedestal en la industria gracias a su astuto guionismo y estética bien ejecutada.
En este año, “¡Salve, César!” es la comedia con la que regresan a su posición detrás de la cámara después de tres años de inactividad. En ella, se hace una exploración, y a la vez un sorprendente tributo, a la época de oro de Hollywood durante los cincuentas. El film en sí es una colección de sketches, girando alrededor de una misma historia, que forman una carta de amor completa a todos los géneros significativos de la década, redactada a través de la presencia del musical, el western, el cine negro, el film épico y las comedias burguesas. Lo que es de ovacionar es que cada uno de los géneros mencionados, es puesto en pantalla con una fidelidad estética exacta en referencia a como se hacían películas en ese entonces. Las tomas utilizadas, la dirección de arte e incluso la actuación de los personajes, hacen notar que los hermanos Coen tenían bien armado y pensado como sería la película visualmente para lograr esta ambiciosa propuesta.
Sin embargo, el deleite visual trae una desventaja muy fuerte consigo ya que no compensa el aspecto narrativo del film. Aunque el guión está cargado de una colección inmensa de chistes ingeniosos y referencias cinematográficas, difícilmente se puede decir que haya una historia central de por medio. Es claro que se presenta un conflicto, que consiste en el secuestro de un actor y el intento de un productor por rescatarlo, pero difícilmente se puede decir que eso sea lo que mueva la historia. Es la estética, el humor utilizado y los sketches bien ejecutados lo que llama la atención del espectador y es en la repetición constante de dichas herramientas que se llega a un punto de cansancio ya que no hay un hilo narrativo sólido que seguir.
A la vez, si se adentra en el film de manera analítica, se hace notar que los directores no buscan centrarse en contar una historia, más bien se enfocan en representar un contexto fidedigno de la industria cinematográfica en las cuestiones sociopolíticas contemporáneas. En este caso, el principal aspecto presentado es el contraste de ideologías en la sociedad norteamericana durante la guerra fría y el papel que juega el cine en el conflicto.
El cine es una efectiva herramienta sociológica por su capacidad de transmitir ideas y opiniones de manera masiva. Es en “¡Salve, César!” en la que esta característica es puesta bajo la lupa. Los personajes, que interpretan a la sociedad de escritores censurados por ser simpatizantes del partido comunista durante dicha década, desarrollan un punto muy importante en la que el cine juega un papel de manipulación social. Los realizadores, como se menciona en el film, se encargan de hacer creer al público lo que tienen que creer como sociedad. Tomando en cuenta que el film se desarrolla durante los cincuentas, las películas con discursos religiosos y crítica sociológica al partido comunista eran las que más se producían en aquel entonces, encargándose de distraer al público de la realidad. Actualmente se han presentado obras cinematográficas que buscan el despertar reflexivo del espectador ante las problemáticas sociales. Este es un cambio muy grande a comparación de lo que se vendía anteriormente. A la vez, el film de los Coen invita a la análisis acerca del consumo e interpretación del cine por el público.
En este sentido, “¡Salve, César!” llega a una contradicción. Contrastando la propuesta visual y el discurso sociológico, no se sabe cuál es la intención totalitaria del film. ¿Es un tributo o una crítica al cine antiguo? La ventaja es que se puede mirar desde ambas perspectivas y funcionan efectivamente.
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