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Crítica: "El Hijo De Saúl" de Lázló Nemes

  • Foto del escritor: Luis Javier Sanchez Gomez
    Luis Javier Sanchez Gomez
  • 12 abr 2016
  • 3 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 11 de abril de 2016.

No cabe duda de que la segunda guerra mundial es uno de los capítulos más fuertes y oscuros en la historia de la humanidad y una gran fuente de producciones cinematográficas. Ya sea para dar una exploración histórica o relatar un episodio interesante, el cine a proporcionado suficiente material al grado que este conflicto bélico ya es considerado un género por sí solo. Sin embargo, Hollywood se ha encargado de crear una fórmula, referente al holocausto, que se ha repetido constantemente de modo que el público sobreestima y sabe que es lo que verá en pantalla: un relato con tintes de moralidad entre el opresor y el oprimido. Esto no significa que sea algo inadecuado, alrededor de esta fórmula se han creado grandes clásicos, siendo “La Lista De Schindler” (1993) el gran estandarte y el ejemplo a seguir del género. La desventaja es que la repetición de dichos recursos y la gran influencia de la perspectiva hollywoodense no dan lugar a una propuesta distinta en la narrativa cinematográfica.


Aun así, existen películas que ofrecen una perspectiva diferente de este capítulo histórico y “El Hijo de Saúl” sin duda se puede catalogar como tal. Contrastando con el ‘toque hollywoodense’, el film trata sobre los horrores del holocausto alejándose del enfoque emocional de la temática, no hay presencia del arquetipo de la víctima y el victimario ni tampoco busca exponer las injusticias sociales ni la cantidad de muertes que sufrió la comunidad judía, se aproxima estrictamente a contar la historia de un prisionero dentro del contexto.


La realización de la película es peculiar y ambiciosa, ya que los recursos técnicos y narrativos utilizados no son comunes en la industria cinematográfica moderna. La característica principal del film es el uso único del primer plano sobre el personaje principal, la cámara no se separa del rostro del protagonista en ningún momento. Esto, complementado con el diseño de sonido, crea de manera excelente una atmósfera cruda y violenta del escenario, logrando así un impacto perturbador en el espectador sin mostrar explícitamente que es lo que está sucediendo, todo es percibido sin salir de la perspectiva atmosférica del protagonista. A la vez, el ritmo presentado en el desarrollo de la trama y el uso de plano secuencia en la mayoría de las escenas añaden un realismo perfecto al contexto haciendo del film toda una experiencia cinematográfica.


Además de manejar de manera sorprendente los recursos técnicos, “El Hijo de Saúl” presenta una exploración de la realidad que puede ser contextualizada en cualquier tiempo y espacio, la naturaleza humana. Como ya se mencionó, el film no desarrolla el arquetipo de víctima, en cambio, los personajes son presentados con el elemento humano de la supervivencia alrededor de la filosofía del yo antes que los demás. Tomando en cuenta que el contexto de la realidad es el mismo para todos, al momento en que cada uno de los personajes es puesto a prueba ante una decisión de vida o muerte, velan por los intereses propios y no por el bien comunitario. Hay una gran cantidad de elementos que giran alrededor de esta premisa, como la falta de moral, el engaño y la dignidad humana, por mencionar algunos, que fomentan a la reflexión acerca del individualismo ante la sociedad. Esta es una aproximación que recrea una experiencia humana genuina en condiciones de una situación extrema, muy diferente al papel que ha representado la comunidad judía en el cine estadounidense.


“El Hijo de Saúl” es una película difícil de experimentar y asimilar, ya que su violencia atmosférica y el desarrollo crudo de la temática humana pueden ser extremos para el espectador sensible. Aún así, este film debe ser visto por todo aquel que esté interesado en un vistazo diferente al episodio político y ético más oscuro del siglo XX.


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