Crítica: "Compadres" de Enrique Begné
- Luis Javier Sanchez Gomez
- 6 abr 2016
- 2 Min. de lectura

Primera vez publicado en Periódico El Mexicano el 5 de abril de 2016.
Muchos conocen la mala fama que se ha ganado el cine mexicano durante la década del 2000. Normalmente el espectador suele relacionar estas producciones con historias llenas de violencia y sexo, si se trata de un drama, y un humor lleno de insinuaciones sexuales y referencias estereotípicas, si se trata de una comedia, debido a que las productoras mexicanas intentan reciclar las fórmulas establecidas por la industria extranjera cayendo en el factor del imitar en lugar de crear, haciendo que sus resultados sean poco satisfactorios. Aunque películas como “Elvira” (2015), o “Después de Lucía” (2012) han demostrado un distinto enfoque en la comedia y el drama mexicano, respectivamente, la década del 2010 en la industria nacional ha sido caracterizada por producciones enfocadas en éxito de marketing en lugar de creación de contenido, el caso de la nueva acción-comedia “Compadres” es uno más a la lista.
El principal problema de la película es la inconsistencia narrativa de su trama, ya que las situaciones puestas en escena simplemente suceden y dan todo por sentado en lugar de tomarse el tiempo necesario para desarrollar una historia solida y crear impacto en el espectador. Es en esta falla que se nota un claro enfoque, por parte de los realizadores, en presentar una película de compilación de chistes y humor físico con escenas de acción de por medio en lugar de crear una acción-comedia equilibrada, muy al estilo de “Arma Mortal” (1987), que sin duda alguna tenía potencial de serlo. Es tal la saturación de comedia que llega un punto en el que el conflicto creado, el elemento más importante al contar una historia, queda en segundo plano, los personajes constantemente tienen que recordarle al espectador que es lo que está sucediendo y que es lo que están buscando.
En sí, el film de Begné, no contiene algo nuevo que ofrecer técnicamente ni sobresalta algún elemento en cuestión narrativa. La película va sin rodeos a dar lo único que tiene a ofrecer: el estilo cómico de Omar Chaparro ante la relación estereotípica del conflicto entre México y Estados Unidos. Aunque las intenciones de transmitir un mensaje para derribar fronteras y resolver las diferencias culturales entre ambos países son claras, es en la ejecución de la trama y la comedia que se pierde el interés por el film. Tristemente, “Compadres” quedará en el olvido del público nacional y la cultura cinematográfica como la mayoría de las producciones mexicanas.
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